Últimamente y gracias a mirar algunas fotos de viajes que tenía almacenadas por el disco duro, me ha dado por pararme a pensar la cantidad de medios de transporte con los que he tenido la oportunidad de volar. Tras pararme un rato a pensar en ellas, llego a dos conclusiones. La primera es que sin duda puedo decir que no le tengo miedo a volar, y la segunda, que he tenido la suerte de hacerlo de seis formas distintas, algo no demasiado común. Y lo mejor, es que seguro que me quedan muchas más por probar.
-Avión
Sin duda la forma más común de todas, y en la que mayor número de veces he volado. Desde mi primer vuelo, a República Dominicana hace un porrón de años al último, el que me traía a España tras la ruta por la Costa Oeste, han sido muchos los aviones en los que he tenido la posibilidad de volar. Desde los tan temidos aviones de Ryanair (la mayoría), a otros de compañías más «exóticas» como los de Air China o TAAG, la compañía angoleña. Y por supuesto los de LEVEL, la nueva low cost transoceánica.
-Globo
Fue en la Costa Brava donde tuve la suerte de volar en globo. Con las montañas a un lado, y con el mar al otro, la Costa Brava fue mi bautismo aéreo en este medio de transporte tan bonito e inusual. Una experiencia única, que además de unas vistas increíbles, me dejó el recuerdo del calor que pasé en la cabeza con el fuego del gas.
-Parapente
Reconozco que me daba un poco de cosilla al principio, pues no entendía como era eso de decirle a tu cuerpo que se echara a correr hacia un acantilado y que confiara en salir volando, pero la verdad que ha sido una de las experiencias que más me han gustado. Fue en la comarca de Uribe, en el País Vasco, en la playa de Sopelana, uno de los sitios más espectaculares para volar en parapente, y también para hacer surf.
-Paratrike
El paratrike es un parapente pero a diferencia del parapente tradicional, éste lleva un motor incorporado. No hay que echarse a correr ladera abajo ni nada por el estilo, sino que el paratrike puede despegar desde suelo plano. Fue a las afueras de Logroño donde lo pude practicar, durante un viaje en el que recorrí buena parte de La Rioja. Personalmente, me gustó la experiencia, aunque me dio menos impresión que el parapente tradicional. (Será por eso de no tener que correr hacia el acantilado, jaja)
-Auto Giro
Es el último de los «cacharros» en los que he volado, una experiencia muy recomendable. Como curiosidad os diré que fue inventado por un español, el ingeniero Juan de la Cierva, y que está considerado como uno de los vehículos más seguros que hay para volar, pues su rotor (la hélice a modo de helicóptero) hace que aunque se apaguen sus motores, el avión aterrice suavemente en el suelo gracias a la fricción con el viento. Tuve la oportunidad de volar en auto giro en la comarca de Ainsa Sobrarbe, sobrevolando el embalse y la bonita localidad de Ainsa, y la verdad que la experiencia vale muchísimo la pena.
-Túnel del viento
El ultimo de los «cacharros» donde he volado ha sido el túnel del viento de Ampuriabrava, en pleno corazón de la Costa Brava. Vale, lo cierto es que no vuelas sobre nada en concreto, pero también es cierto, que volar, vuelas. Por eso es merecedor de estar en esta pequeña lista. El túnel del viento es como su nombre indica, un túnel en el que unas turbinas lanzan aire a gran velocidad y en el que con una posición determinada puedes mantenerte volando sin agarre ninguno. Lo cierto es que a novatos como yo, solo nos da para mantenernos volando por unos pocos segundos, pero merece la pena acercarse hasta allí y perder un rato en ver las virguerías que los monitores pueden hacer, y sentir por un momento esa sensación de gravedad cero. Toda una experiencia.
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