El día que volé sin alas en el túnel del viento de Empuriabrava

Nunca pensé que diría esto, pero si, puedo decir que un día volé sin alas, y la sensación, como suponía de antemano es espectacular. Y todo se lo debo a Windoor, el túnel del viento de Empuriabrava, el lugar que hizo sentirme como un auténtico personaje de Matrix durante unos minutos.

Y no, no llegué a realizar los movimientos imposibles de la película, bastante hice con tratar de mantenerme en el aire sin la ayuda del instructor. Y si, lo conseguí, y la sensación es brutal. El verte suspendido en el aire sin sujeción ninguna y teniendo tú el control por unos segundos es una sensación imposible de olvidar. Volar sin alas, el sueño de los hombres durante años es posible. O al menos, se le parece mucho.

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Conocí el túnel del viento durante el viaje que hice con la gente de Minube por la Costa Brava, y que resultó ser un viaje de altura. Y no sólo por esto, sino porque también tuvimos la oportunidad de volar en globo durante estos días. Teníamos puestas muchas expectativas en el túnel del viento de Empuriabrava y la verdad que no nos decepcionó en absoluto. Su funcionamiento es debido a unas turbinas que expulsan aire a velocidades endiabladas  y que simulan el efecto de un salto al vacío.Hoy en día sigue siendo una forma de entrenamiento para paracaidistas expertos, pero ahora también, «la gente de a pié» podemos sentir en nuestra propia piel, la sensación de una caída libre desde miles de metros, pero sin necesidad de subir a un avión para realizarla. Se sobrepasan con creces los 150 km por hora, y lo único que hay que hacer para disfrutar de la experiencia, es colocar el cuerpo en la posición correcta, y dejarse guiar por el monitor.

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Es este monitor, el que minutos antes de entrar al túnel del viento, se encarga de darte una pequeña clase teórica en la que se explican los conceptos básicos para el vuelo, tales como la posición a adoptar y las señas con las que nos comunicaremos dentro del túnel,  pues la velocidad del viento es tal, y hace tanto ruido, que es imposible comunicarse con otra cosa que no sean gestos.

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Básicamente, para mantenerse suspendido en el aire, hay que poner los brazos como si abrazaras una pelota gigante, doblando un poco las piernas, y sobre todo, relajarse, intentando liberarse de las tensiones y disfrutar del momento. No es difícil, pero al principio cuesta. He de reconocer que el túnel impone, sobre todo al principio. En el fondo no deja de ser un salto a lo desconocido.

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La «tarifa standard» es de 49 euros, e incluye, dos pases dentro del túnel del viento, de dos minutos cada uno. Con un intervalo de separación entre ambos, pues el aire sale a tanta velocidad que es necesario darle un respiro al cuerpo del impacto del aire. Los primeros minutos pasan volados (y no porque vueles, que también), y casi sin darte cuenta «entre el ponte bien y estate quieto» a lo que eres consciente estás saliendo del túnel. La segunda ronda, ya mucho más tranquilo y con una experiencia ya en el cuerpo dentro del túnel es donde realmente se disfruta. Ya sabes mantenerte y tu cuerpo ya pide por si solo separarse del monitor.

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En nuestro caso teníamos también contratada el twister, que vale un poco más (muy poquito más) y es la leche. En él, el monitor te coge y junto a él subes y bajas girando a lo largo del tubo a una velocidad endiablada. Sin duda, el mejor broche final que esta experiencia podía tener. La cara de tonto feliz con la que sales del tubo es digna de admirar.

Por cierto, que merece mucho la pena pasar el tiempo mirando a los instructores de vuelo hacer piruetas dentro del túnel. Eso si que una verdadera pasada. Movimientos imposibles, piruetas impensables y acrobacias que hacen la delicia de todos los asistentes.

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El túnel del viento es apto para todas las edades. Desde niños pequeños a personas mayores. Solo hay tres supuestos en los que se prohíbe su uso. El estar embarazada, el tener un peso mayor a 120 kilos, o tener problemas de corazón. Por lo demás, no hay problema. Solo hay que tener ganas de pasar un buen rato y de vivir sensaciones alucinantes. Desde luego una experiencia para recordar, y que todos deberíamos de probar al menos una vez. Por cierto, que una vez acabada la experiencia, se te entrega un diploma, para fardar de la misma con los amigos. 🙂

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4 Responses to El día que volé sin alas en el túnel del viento de Empuriabrava

  1. Qué divertido!!! No sabía que existía tal experiencia!! La verdad es que suena muy emocionante!!! Y es para todas las edades!! Mira que ya mismo organizo un viaje por esa zona para probar el túnel!! jajajaja

  2. Anna Sanchez dijo:

    Me parece genial que se puedan hacer estas cosas en lugar de tener que saltar directamente desde el avión y no estrellarte en el intento jajaja. Yo fui hace poco a uno en Madrid para probar la experiencia, pues mi chico me enseñó un vídeo del lugar donde se hace para convencerme y que se me quitara el miedo y ya ves, lo hizo jajaja y fue genial. Es una experiencia a recomendar a los que no se atreven y que experimenten algo nuevo.

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