Ginebra, la segunda ciudad de Suiza y la más importante a orillas del lago Leman, presume de ser el centro financiero de Europa. Aquí tienen sus sedes los bancos más importantes y la ONU su sede en Europa, lo que convierte a esta ciudad en una mezcla de razas, culturas y ambientes. Y todo ello envuelto en un maravilloso entorno natural en el que el lago Leman es su máximo exponente. Por todo ello, Ginebra es una ciudad de visita obligada cuando se viaja por Suiza.
Quizás te hayas quedado algo perplejo con el título de la entrada,pero lo cierto es que no mucha gente sabe que en la ciudad francesa de Lens, existe otro museo Louvre. Y es que hay vida más allá de París, sobre todo artística. Por supuesto que el nombre no es casual, y es que este museo del Louvre de Lens no deja de ser una sede del museo del Louvre de París. Una sede que permite que las obras del gran museo parisino visiten el norte de Francia cada cierto tiempo.
Jamás pensé encontrarme un sitio como el museo de les botigues de Salás de Pallars, un pequeño pueblo de la provincia de Lleida que esconde entre sus locales un museo a tamaño real del viejo comercio. Y digo el viejo comercio porque realmente lo es, y es que las joyas de este museo son los viejos artículos que encontrábamos como habituales en las tiendas muchos años atrás y que hoy en día, han desaparecido de sus estanterías.
Valonia es una de las tres regiones en las que se divide Bélgica, y se encuentra en la parte sur del país, compartiendo fronteras con sus vecinas Alemania, Luxemburgo y Francia, está última además con quien comparte idioma. La zona de Valonia puede presumir de ser una zona muy rica en patrimonio cultural y natural, ya que en las Ardenas se encuentran algunas de las localidades más bonitas del país. Además la región concentra un alto número de castillos, algunos de los cuales conservan todavía su esencia más medieval.
Una de las cosas que más nos llamó la atención cuando visitamos Portugal, es la gran importancia que tienen los postres dentro de la cocina portuguesa. Mires por donde mires, es fácil encontrarse con alguna confitería en la que probar alguno de los distintos dulces que ofrece la pastelería portuguesa, pero sin duda, los más carismáticos, son los famosísimos pasteles de Belem, también conocidos como «natas», y que se han convertido el postre por excelencia y uno de los símbolos de Portugal.
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