En nuestro segundo día de viaje haciendo la ruta por los balcanes el objetivo estaba muy claro. Aunque habíamos dejado Trieste pateada de arriba a abajo, aún nos quedaba por acercarnos a conocer otro de los platos fuertes de la ciudad, el Castillo de Miramar, a las afueras de la ciudad. Luego por la tarde, viajaríamos en autobús hasta Ljubljana. Pero vayamos por partes que el día da mucho de sí.
Por la mañana, Andrea, el propietario del Battisti nos dejó guardar allí las mochilas hasta que nos marcháramos a Ljubljana, y nos explicó cómo llegar hasta el Castelo de Miramare. El autobús 36 que casualmente paraba cerca del hostel nos llevaría directos a nuestro destino. También nos comentó que los billetes de autobús se compran en los tabacchinos. Así que hacia allá que nos fuimos con la idea de comprar los billetes, pero el destino quiso que justo en el momento en el que bajábamos al tabacchino el autobús estuviera en la parada y nosotros sin billetes. ¿Qué hacer? Fácil, somos españoles y total son diez minutos… Subimos sin pagar!!. Dicho y hecho. Todo un plan perfecto… hasta que en la tercera parada subió el revisor. La táctica de hacernos los tontos y presentarle el billete del autobús del aeropuerto del día anterior como era de esperar no funcionó… «40 euros per testa» nos repetía sin cesar.
Ante nuestra negativa a pagarle los 120 euros que reclamaba en el acto nos bajó del autobús amenazando con llamar a los carabinieris para que fueran ellos los que solucionaran el embrollo. Finalmente y tras un tira y afloja con él acordamos pagarle sólo una multa entre los tres, algo que nos pareció más aceptable. Por cierto, si os lo preguntáis, sí, intentamos sobornarle con contraofertas más jugosas para ambos, pero ésto es lo mejor que pudimos sacar. El día empezaba fatal, así que decidimos que a partir de ahora compraríamos (casi) todos los billetes religiosamente. Tras comprar los billetes (ahora si), nos subimos de nuevo en el 36 dirección al castillo.
El Castillo de Miramar fue construido en el siglo XIX por orden de Maximiliano de Habsburgo, quién vivió allí junto a su esposa, Carlota de Bélgica. Otro ilustre habitante del castillo fue el Duque Amadeo II de Saboya, quién vivió aquí durante siete años.
La entrada al castillo cuesta seis euros (cuatro reducida), y en su interior podemos recorrer las habitaciones, estando todavía los nuebles originales en su interior y en un muy buen estado de conservación. En los alrededores del castillo, se encuentran los jardines, de acceso gratuito. Además la zona marina a los pies del castillo se ha convertido en un parque marino protegido.
Tras la visita a Miramare volvimos al hostel a por nuestras mochilas. Con el bolsillo resentido por el incidente de la multa el presupuesto para comer se había resentido, pero allí estaba Andrea quien sin saberlo y de manera gratuita nos proporcionó un paquete de prosciutto de su nevera…jeje ¡Que serían de los viajes sin éstas anécdotas! Por cierto,¡¡Gracias Andrea!!
Del hostel nos marchamos a la estación donde salía nuestro autobús a las 14,00 h. Aunque no hay muchos kilómetros entre ambas ciudades, el autobús a Ljubljana tarda algo más de dos horas, ya que va parando en pequeñas localidades como Postjona ( a donde iríamos otro día) o Sezana, y las carreteras no son demasiado buenas.
Una vez ya en Ljubljana, como siempre lo primero ir a dejar las mochilas. Aquí pasaríamos tres noches y la idea era conocer bien la ciudad y desde aquí hacer excursiones en el día a otras zonas de Eslovenia, como Bled o las cuevas de Postjona.
Nos alojamos en el hostel Alibi M14, muy céntrico (justo al lado de la famosa iglesia rosa) y a buen precio. Eso si, dormíamos en habitaciones de diez personas. Tras dejar las cosas y ya con Bea (la chica que comenté que estaba allí haciendo una beca Leonardo) empezamos a recorrer la ciudad.
En la misma calle de nuestro hostel nos encontramos con el banco cooperativo de negocios. No es que nos interesen demasiado este tipo de entidades, aunque en este caso el edificio que lo albergaba era un precioso edificio Art Deco en mitad de la calle Miklosiceva.
Unos metros más adelante se levanta la iglesia franciscana de la Anunciación, conocida popularmente como la iglesia rosa, sin duda uno de los símbolos de la ciudad junto con el castillo de Ljubljana. A los pies de la iglesia nos encontramos en plaza Prešeren, sin duda la plaza principal de la ciudad y la más transcurrida. Allí mismo y a solo unos metros de la estatua del poeta que da nombre a la plaza, cruzamos el famoso puente triple para empezar un paseo por la ribera del río Ljubljanica, alejándonos del centro hasta llegar al jardín botánico, ya en las afueras.
Ya volviendo de nuevo hacia el centro otro edificio capta poderosamente nuestra atención. Se trata del paraninfo de la universidad, quien preside otra de las plazas céntricas de la ciudad, que cuenta con un pequeño parque con un escenario donde hacen actuaciones.
Ya estaba anocheciendo pero Bea tenía una sorpresa preparada para nosotros. Un rincón de esos que no siempre se conocen, una terraza en la planta trece de un edificio céntrico, la terraza del klub nebotičnik, desde donde se obtienen unas vistas tan fabulosas como las del castillo (al que subiríamos al día siguiente), perfectas de disfrutar mientras desgustas una cerveza. De precio no es caro y las vistas son espectaculares. Aquí es donde vimos irse el sol.
Ya de noche buscamos un sitio para cenar por el centro, donde por cierto encontramos una chupitería española. El nombre la delataba. El establecimiento en cuestión se llama «Hijo de puta». Tras la cena nos marchamos a Metelkova, de la que hablaré en otra ocasión. Una zona espectacular a la vez que bizarra para tomar unas copas. Así acabó nuestro segundo día de viaje. Entre copas y en un lugar de lo más peculiar. El día siguiente estaba con la agenda llena, pero eso ya será otra historia.
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Encantadoras ciudades. Por cierto, ese Maximiliano de Habsburgo que mencionáis fue emperador de Méjico y murió fusilado en Querétaro por orden de Benito Juárez.
Un saludo.
Hola Javier!
Sí, sabía lo de Maximiliano, al menos en parte . En el interior del castillo había carteles explicativos donde lo mencionaban. La verdad que es un sitio que merece una visita, así que te lo recomiendo, y si te gusta la historia pues más, porque la verdad que se aprende.
¡Menudo comienzo de día! Ya os estoy imaginando intentando sobornar al revisor, jejeje
Muy chulas las visitas y la terraza esa. Apuntada queda.
Un saludo 😉
Intentamos sobornalo hasta el último segundo…aunque al final no coló del todo… Para otra ocasión entraremos a por los billetes aunque perdamos el autobús…jeje
La terraza de Ljubljana fue un descubrimiento…para mí mejores vistas desde allí que desde lo alto del castillo!!
ja,ja,ja a nosotros cuando estuvimos en Italia nos avisaron de las multas pero compramos nuestros boletes por si acaso (aunque no coincidimos con ninguna revisión) , a pesar del incidente vistes cosas preciosas!! Menudo castillo… a ver como será el próximo 😉
Lo de la multa… Bueno…anecdotillas de viaje…jeje !Que serían de los viajes sin estas cosas!! El castillo precioso, para pasarse 15 días de vacaciones en él..jeje
Hola todos , nosotros tomamos el vaporeto en Santa Lucia, Venecia
Y cuando quisimos pagar el boleto nos bajo nos llevó a un cajero
Automático a retirar el dinero y pagar el boleto más la multa .
jajaja los italianos, con tal de que pagues la multa hacen lo que sea 🙂 Saludos
Este lo dejamos para otro viaje. En general Eslovenia al que solo visitamos un pueblito costero… Pero creo que este país se merece una escapada a parte. Verás como acabo con los dientes largos cuando lea lo de Bled…
Eslovenia tiene mucho por ver también…jeej Sobre todo naturaleza, tiene algunos rinconcitos super bonitos…