Dicen algunos que Lisboa es una ciudad llena de romanticismo. Tres veces he estado allí y siempre he vuelto prendado de la ciudad. Incluso conozco gente que la elegido para pedir la mano a su pareja. La he recorrido a pie y en tranvía, y la próxima vez lo haré desde el agua, y de que mejor forma que realizando un paseo en barco en Lisboa al atardecer.
El plan de realizar un crucero fluvial por Lisboa tiene buena pinta, ya que tanto el precio como el recorrido que se propone están bastante bien.
Lisboa en Barco: La ruta
Durante el crucero fluvial por Lisboa se recorren los principales puntos turísticos de la ciudad en barco navegando las aguas del rio Tajo. La primera parada de esta ruta nos lleva hasta la Plaza del Comercio, en pleno corazón de la ciudad. La Plaza del Comercio es una de las zonas con más ambiente de la ciudad. Presidida en el centro por la estatua a caballo del rey Don José I, y con su característico Arco del Triunfo, la Plaza del Comercio es el inicio de la Rúa Augusta, una de las calles principales y más animadas de la ciudad.
Surcando las aguas del Tajo llegaremos hasta la segunda parada de esta ruta en barco por Lisboa, el Puente colgante 25 de Abril. Este majestuoso puente, que recuerda en cierto modo al famoso puente del Golden Gate de San Francisco, tiene una longitud de 2278 metros, lo que le da el honor de ser el tercer puente colgante más largo del mundo.
El Museo de Arte, Arquitectura y Tecnología, conocido bajo las siglas MAAT es la tercera visita que recorre el crucero fluvial por el Tajo. El museo abrió sus puertas en 2016 y cuenta con interesantes exposiciones de artistas y arquitectos contemporáneos de todo el mundo. Su fachada, llena de modernos azulejos, «cambia» la iluminación proyectada dependiendo de la luz y la hora del día.
Siguiendo la ruta llegamos hasta el barrio de Belem. Allí veremos el Monumento a los Descubrimientos, construido en 1960, coincidiendo con el quinto centenario de la muerte de Enrique el Navegante, infante portugués que financió muchas de las expediciones de Portugal, y cuya estatua mira directamente al mar.
También tendremos la oportunidad de ver el Faro de Belem, de 1940, y por supuesto la famosísima Torre de Belem, uno de los iconos por excelencia de la ciudad.
Acabamos el crucero fluvial por el Tajo viendo el Santuario de Cristo Rey, con su imponente figura de Cristo Redentor, que recuerda inevitablemente al de Rio de Janeiro y que es uno de los mejores miradores de Lisboa. Con una altura de 75 metros, es la séptima estatua de este tipo más alta del mundo.
Conocer Lisboa en barco puede ser una forma diferente, sorprendente, y especialmente al atardecer, muy romántica de conocer la capital de Portugal. La ciudad está llena de rincones con mucho encanto que ver desde las aguas del Tajo. Y si es tomándose un buen vino a bordo de un barco, como es el caso, ya que está incluido, mucho más.
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