Cierto es que los últimos años me he estado preocupando por mejorar mi nivel de inglés, ya no solo por poder viajar y comunicarme mejor sino porque cada vez es más importante (y creo que ya hoy en día indispensable) para la vida.

Es por eso por lo que decidí marcharme de Workaway hace unos meses a Harlow, donde estuve seis meses. Cierto es que también tanteé la posibilidad de marcharme a Malta, aunque al final en aquella ocasión no pudo ser.

Por eso, cuando recibí la propuesta por parte de Elanguest de acercarme a a conocerlos y realizar un curso de inglés con ellos no me lo pensé demasiado. Era mi oportunidad de retomar el inglés, idioma que había dejado aparcado desde mi vuelta de Inglaterra, así como de conocer Malta (país en el que nunca había estado) y gente nueva. En definitiva una experiencia de esas que tanto aportan y que no quería dejar pasar.

La escuela está situada en Saint Julians, una zona joven y llena de ambiente, cerca de Paceville, la zona de marcha por excelencia de la isla. Consta de dos edificios en los que se dan las clases de los diferentes niveles. El primer día antes de incorporarse a las clases, te hacen una prueba tanto oral como escrita en la que profesores determinan qué nivel es el idóneo para ti. Las clases son más prácticas que teóricas, aunque se hace de todo, y la participación del alumno en las mismas es elevada. Suelen ser grupos entre 8 y 10 estudiantes, y por supuesto que el único idioma que se permite es el inglés.

Nos alojamos en los apartamentos que la escuela dispone para los estudiantes. Vivíamos en pisos compartidos con otros estudiantes de otras nacionalidades, lo que nos venía perfecto para practicar el inglés, objetivo número uno de nuestra visita a la isla. Los apartamentos estaban perfectamente acondicionados y al lado de la escuela. Además estábamos rodeados de supermercados, locales de comida rápida, bares y todo lo necesario para sobrevivir.

Una de las ventajas de estudiar inglés en Malta es que además de aprender el idioma, podemos conocer la isla, ya que las clases normalmente son en horario de mañana, teniendo las tardes libres. La escuela organiza diversos tours para conocer la isla. Nosotros aprovechamos uno de ellos para ir a conocer las ciudades de Mdina y la aldea artesana de Ta’Qali. Si por el contrario prefieres estudiar a todas horas, también hay días en los que se dan clases de conversación gratuitas en la escuela. Por cierto, que en Elanguest los viernes, y también como detalle, a la hora del descanso se reparte pizza y zumo de manera gratuita entre los alumnos.

Otra de las ventajas de Malta respecto a Inglaterra es el tiempo. Es una gozada encontrarte a finales de Noviembre con veintitantos grados, en manga corta y con el sol brillando en el cielo. Nada que ver con el tiempo que me encontré meses atrás en mi querida Inglaterra.

De los compañeros (tanto los de clase como los del piso) también guardo un gran recuerdo. Hicimos piña rapidísimo y compartimos muy buenos momentos tanto en las clases como fuera de ellas. Quedamos alguna vez para comer, e incluso a lo largo de la semana hicimos varias cenas internacionales tanto en el apartamento como fuera de él, y fueron más de una y dos las noches en las que salimos de fiesta. Me recordó en cierto modo un poco a mi experiencia Erasmus de unos años atrás. Incluso tuve la suerte de coincidir toda la semana con Jesús de Vero4travel otro blogger de viajes.

La semana pasó rápido, señal de que lo pasamos bien. Me hubiera quedado una o dos semanas más sin pensar. Descubrí una isla llena de encanto, una gente maravillosa y mi inglés mejoró. ¿Qué más se puede pedir?

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