Oporto, Resumen del viaje: Dia 3

Tercer dia en la ciudad dispuestos a patearnos nuevamente todo lo que hubiese que ver y hoy si, a bebernos parte de su vino, porque hoy (por fin) visitaríamos algunas bodegas.

A primera hora nos dirigimos a la Fundación Serralves, un museo de arte contemporáneo con unos jardines preciosos por donde perderte rollo Versailles.

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El museo me gustó por el hecho de que se podía interactuar con algunas de las obras expuestas y los jardines pues bonitos son si, pero tal vez me los habían pintado como el no va más… Si has estado en Versalles o en los jardines de Postdam pues éstos pierden algo de nivel…

Además la entrada no es barata comparado con el nivel de precios del país (7 euros). Aunque eso si, con la Porto Card te hacen el 50 % de descuento y si eres universitario la entrada es gratuita. La escultura de la pala del jardinero preside los jardines es obra de Claes Oldeburg y Coosje van Bruggen.

La siguiente parada era la Casa de la Música, aunque antes y debido a la cercanía y a la manía que me está dando últimamente de conocer y visitar los campos de fútbol nos acercamos a ver el campo del Boavista, el segundo equipo de la ciudad, eterno segundón tras el todopoderoso Oporto.

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Ahora si, la famosa Casa de la Música, la verdad que es un edificio bastante moderno que ofrece visitas guiadas previo pago. Lo malo es que las visitas son muy distantes en el tiempo. Hay una  alas 11 de la mañana y la siguiente es a las 15 horas,y no se puede visitar por libre.

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Una vez vista esta parte de la ciudad volvíamos al centro para subir por fin a la torre de la iglesia de Clérigos, una de las más famosas. La subida a la torre cuesta dos euros (uno con la Porto Card) y tras subir sus 197 escalones (cosas peores se han subido) se pueden ver unas vistas de la ciudad fantásticas, sin duda un buen lugar desde el que sacar fotos…

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Ahora si, hora de comer. Y hoy teníamos algo típico típico… «La francesinha«. Pero ¿qué es? Pues básicamente una bomba hipercalórica. Atención que va la receta… Una rebanada de pan bimbo en la base y encima un filete de ternera, otra rebanada de pan bimbo y encima todos los embutidos que queráis  si son con especias mejor (los embutidos pueden cambiar de un sitio a otro) y encima otra rebanada de pan bimbo y todo ello cubierto de queso fundido, y si por si fuera poco, va bañada en grandes cantidades en una salsa mezcla de tomate, cerveza y picante casi a partes iguales… Para acompañarla la sirven con multitud de patatas fritas, así que vamos, ideal para la operación bikini. Su precio depende del sitio, pero francesinha y bebida oscila entre los cinco euros y medio y ocho euros. Os dejo una foro de la susodicha. Por cierto, imaginad como repite…

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Después de comer visitamos la catedral, aunque antes visitamos la iglésia de los Congregados, que está justo al lado de la estación de Sao Bento. Su fachada exterior está llena de azulejos y por dentro es pequeñita pero muy bonita.

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Tras ver la  pequeña iglésia dos Congregados tocaba ver la grande, la catedral, la Sé como aquí la llaman. Su construcción anda a caballo entre el siglo XII-XIII y su mayor tesoro es su precioso claustro, de visita obligada. La entrada a la catedral es gratuita pero para el claustro cobran dos euros (1 con la Porto Card).

El claustro está adornado con azulejos que representan escenas de la cida de la virgen y de las metamorfosis de Ovidio.

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Tras la catedral, bajamos hacia la ribera, dirección al puente de Luis I para cruzar a Villanova de Gaia, al otro lado del Douro, que es donde se encuentran las bodegas del vino de Oporto. Hay tantas bodegas que no sabes por cual empezar. A nosotros nos recomendaron Grahams, la más alejada y la que menos turistas tiene, y la verdad que nos pareció la mejor con muchísima diferencia respecto a todo.

Pero Grahams la veríamos al día siguiente. Hoy nos centraríamos en las más «turísticas» que no por ello malas. Entramos a Sandeman, una de las históricas. Resulta que había un ticket en el que por 9 euros tienes visita guiada por tres de las bodegas más antiguas: Sandeman, Offley y Ferreira. Además se incluía cata de vinos en las tres, y el pase se podía usar en dos dias.

Así que vimos Sandeman y Offley, quedando Ferreira para el día siguiente (las bodegas cierren relativamente pronto, a las 18 horas, siendo la última visita a las 17:30)

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Las visitas están muy bien. Te explican la historia de la bodega y del vino de Oporto, y la verdad es que se aprende un montón sobre ellos. La degustación, pues bueno… pruebas dos vinos en cada bodega. Los vinos son muy dulces, como buenos Oportos.

Pero por otro lado está el tema de la gente. En estas bodegas hechas para el turista se entra en grupos de 50 personas que hacen fotos, hablan, etc… En otras como Grahams entramos sólo 6 personas, y la verdad es que la diferencia es notoria en cuanto a todo. Por otro lado la visita en Offley duró poco más de 20 minutos…. mientras en Grahams estuvimos una hora…

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Aun así las visitas son muy interesantes y se aprende bastante. La bodega de Offley fue la visita a la bodega más floja de todas las que vimos (4: Sandeman, Ferreira, Offley y Grahams), pero como entraba en el ticket, pues bueno…

Tras salir de las bodegas nos acercamos de nuevo al centro para comprar los primeros recuerdos que llevarnos y de nuevo al hotel a descansar y a ultimar los detalles de la ruta que haríamos al día siguiente….

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4 respuestas a Oporto, Resumen del viaje: Dia 3

  1. Helena dijo:

    Vamos, que la Grahams hay que visitarla sí o sí…
    Pues yo tampoco me iría de la ciudad sin tomarme una bomba calórica de esas… Además, eso lo habíais quemado en los 197 escalones que os habíais subido antes, jejeje
    Un saludo

  2. xipo dijo:

    Hola Helena!!

    Grahams hay que visitarla fijo, es la mejor con diferencia, aunque eso si, la más alejada….
    Y lo de la francesinha, pues oye, también había que probarla, lo malo es que lo hicimos al revés, primero deberiamos habernosla comido y luego subir los 197 peldaños…. pero vamos, que con lo que pateamos ese día la bajamos de sobra…jeje

    Saludos!

  3. Muy bonitas las bodegas, a mi me gusta el sitio más por su vistosidad y por el olor, que por el propio vino, que la verdad no es que sea una de mis bebidas favoritas, pero el ambiente de esos sitios si que me gusta.

    Buena costumbre esa de ver los estadios de fútbol, yo hago lo mismo siempre que puedo y si pillan de camino mejor 🙂

    Saludos!!

  4. xipo dijo:

    Jose Carlos!!!

    Nosotros no somos demasiado fanáticos tampoco….pero la verdad que aprendimos muchísimo sobre el vino de Oporto…. La verdad que el ambiente es especial…

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