Hace relativamente poco que he hecho un viaje a Namibia para conocer los mejor de este todavía desconocido para muchos país africano y para llegar hasta allí lo he hecho a bordo de un avión de la compañía angoleña TAAG, compañía con la que hasta la fecha no había tenido ocasión de volar. Había oído de todo, y algunas cosas nada buenas, como que durante tres años (2007-2010) la Comisión Europea incluyó a TAAG en la lista negra de compañías aéreas prohibidas para volar a Europa, así que no sabía muy bien que me iba a encontrar. Tras los vuelos, ahora si que puedo decir como es la experiencia de volar con TAAG.
En los distintos vuelos que utilicé para llegar hasta Namibia me monté en dos aviones de TAAG, uno bastante grande, y que unía Lisboa con Luanda, capital de Angola, y otro de menores dimensiones para trayectos más cortos y con el que llegué hasta Windhoek, capital de Namibia.
No se la capacidad de pasajeros que tendría el avión grande, pero os aseguro que muchísima, pues ibamos 11 pasajeros sentados por cada fila ( repartidos del siguiente modo: 3 pasajeros en asientos a un lado, 5 en el centro y de nuevo otros 3 al otro lado). Los asientos no son excesivamente grandes y el espacio entre filas es más bien tirando a justito, pero aun así, para una persona alta como lo soy yo, el viaje es llevable a pesar de las muchas horas de vuelo.
En los aviones de menor tamaño (y generalmente bastante más viejos y estropeados, usados para distancias más cortas) el espacio entre las filas de asientos es aún más justito si cabe, y los pasajeros van en bloques de asientos de tres en tres, separados por un pasillo. Nada que ver sin embargo con el espacio destinado a guardar el equipaje de mano, muy grande y espacioso. Por cierto, comentar que TAAG no suele controlar el número de bultos que uno lleva de equipaje de mano y que dieron manga ancha en todos los vuelos que hice con ellos (2 a la ida y 3 a la vuelta), permitiendo entrar a los pasajeros más bultos que el equipaje de mano legalmente establecido.
Otra de las diferencias entre los dos aviones con los que tuve la oportunidad de volar con TAAG, son algunos de los extras. Y es que los asientos del vuelo de larga distancia van equipados con pantalla en la que poder ver series y películas, escuchar algo de música o jugar a videojuegos, nada que ver con los viejos asientos de los aviones más pequeños y viejos, que además de no tener pantalla, se ven bastante desgastados (e inclusos algo rajados) por el paso del tiempo.
Y finalmente la comida. Cierto es que en ambos aviones nos dieron de comer, pero el menú de TAAG me pareció bastante más flojito que quizás otras compañías con las que he volado y que a priori no prometían demasiado (por ejemplo Air China). Carne o pescado, café o te, y algún refresco. Poco más. El desayuno tampoco destaca. Aun así, cumple con los estándares en cuanto a comidas de avión se refiere, pero este es uno de los conceptos que se podía mejorar bastante.
Resumiendo, que volar con TAAG no es tan malo como algunos lo pintan. Perfecta en cuanto a horarios, y los vuelos bastante tranquilos, con una tripulación dispuesta a cubrir en todo momento cualquier necesidad que pudieras tener. Eso si, por contra te encontrarás espacios entre filas algo justos y una comida con poca variedad. Pese a todo si te preguntas si repetiría eso de volar con TAAG, te diré que la respuesta es sencilla; Por supuesto.
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