Hay un lugar en Londres donde podemos viajar en el tiempo hasta eras inmemoriales y no, no nos estamos refiriendo al Museo Británico, en el que tenemos la oportunidad única de recorrer todos los periodos de la historia, estamos hablando de un lugar que hará las delicias de los más peques de la casa, pero también de todo aquel con un puntito de aventurero y explorador, el Museo de Historia Natural.
Situado en South Kensington, en el conocido como el “distrito de los museos” el museo de Historia Natural lleva abierto desde 1881 y es nada menos que el cuarto museo más visitado de Reino Unido con más de cuatro millones de visitantes al año y una colección con más de 70 millones de objetos en diversas secciones, desde geología hasta botánica, pasando, por supuesto, por la exhibición de dinosaurios, una de las más llamativas y populares.
Muchas de estas colecciones tienen un gran valor histórico y científico, ya que estamos ante un museo con más de 130 años de recorrido y en él se encuentran, por ejemplo, los especímenes reunidos por Charles Darwin, una de las figuras científicas más importantes de Inglaterra y el padre de la teoría de la evolución, cuya tumba, por cierto, se encuentra en Londres, en la Abadía de Westminster.
Nada más entrar al edificio nos recibe el esqueleto de un enorme diplodocus, “Dippy” para los amigos, que se ha convertido en una de las estrellas y en símbolo indiscutible de esta institución. De hecho, se hizo tan famoso que se encargaron réplicas de este dinosaurio para varios museos homónimos europeos. Pero en el hall central, a partir del cual se distribuyen las diversas salas y corredores, podemos encontrar también un enorme mastodonte encontrado en la Laguna de Tagua Tagua, en Chile.
Una de las secciones está dedicada a la geología y cuenta desde 1986 con las colecciones del British Geological Survey. Estas galerías son conocidas como “Galerías de la Tierra”. En ellas podemos atravesar un modelo del planeta Tierra, observar una enorme colección de minerales y admirar una pequeña exhibición de gemas y piedras preciosas en la que los diamantes son de lo más llamativo.
También se puede visitar el Centro Darwin, un espacio recientemente añadido y pensado, sobre todo, para albergar nuevas colecciones y difundir el duro e interesante trabajo de los investigadores. Uno de los especímenes más llamativos es Archie, el calamar gigante de 8 metros, además de la colección de especímenes conservados en formol.
Otra de las cosas que no podemos perdernos es el esqueleto y modelo de una ballena azul a tamaño natural. Se dice que en su estómago los obreros construyeron una cápsula del tiempo en la que depositaron monedas y diversos objetos de los años 30. Este modelo se encuentra en la zona azul, sin duda la más concurrida del museo y en la que se muestran modelos y especímenes disecados de mamíferos, anfibios, peces, reptiles y dinosaurios.
La sala de los dinosaurios es, sin duda, la más popular y se encuentra normalmente abarrotada de familias, pero merece la pena hacer fila y entrar a visitarla para conocer curiosidades y ver esqueletos de estas especies misteriosamente extinguidas.
La entrada al museo es gratuita y, normalmente hay que hacer fila para entrar, sobre todo en fin de semana ya que está lleno de familias, aunque es un buen momento para disfrutar de la decoración del edificio y jugar a ver quién identifica más animales diferentes en los relieves, ya que en la decoración no se dejó nada al azar y está plagado de relieves de animales y plantas, a cada uno más original.
Para terminar, y como consejo, controlad el tiempo y que el horario de apertura es únicamente hasta las 17:30.
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Uau! Que pasada! 🙂
Pedazo de museo!! Vale mucho la pena!! (Como todos los de Londres…) SAludos
Tenía yo 18 años cuando pasé un verano en Londres. Y cada 3 o 4 días iba a este museo un ratito. Me encantaba
Es un señor museo, está realmente bien… Aunque quizá para ir cada 3 o 4 días sea excesivo..jeje Saludos!