En nuestro segundo día de estancia por tieras cántabras, la agenda era bastante apretada. A primera hora, nos reunimos con el Consejero de Turismo, Cultura y Deporte de Cantabria, Francisco Javier López Marcano, y con los medios locales, así como con una representación de los bloggers locales en el Museo Marítimo del Cantábrico.
La charla fue muy amena y distendida. Todos los bloggers fuimos presentándonos mientras el Consejero relacionaba nuestras comunidades con Cantabria, dejando claro que Cantabria estaba muy presente incluso en comunidades tan alejadas como Cataluña o Andalucía.
Asímismo nos habló de algunos de los encantos de Cantabria, dando datos de gran interés.
¿Sabíais que Cantabria cuenta con cerca de 6500 cuevas, de las cuales 84 de ellas tienen arte? Además, 10 de esas cuevas son Patrimonio de la Humanidad. Creo que es la única región que puede decir eso.
Al mismo tiempo, la charla dio para diversos temas. Se habló de turismo, donde nos dieron datos mostrándonos el aumento de pasajeros en el aeropuerto de Santander. Las cifras son muy claras. Todos los días vuelan 8 aviones de Madrid siempre llenos. Se han aumentado las conexiones. Vuelos desde Barcelona, Málaga, Sevilla o Canarias a nivel nacional, y conexiones con las principales ciudades europeas como Bruselas, Londres, Dublín o Roma hacen que cada día el nombre de Santander esté en boca de más gente.
Se habló también de gastronomía, de sus productos típicos, y de la introducción al mercado de sus vinos, en continua expansión, con 10 bodegas y 11 marcas ya en el mercado, los cuales pudimos probar más adelante. Buenísimos de verdad, en especial para mi el blanco, con una uva muy parecida a la del bierzo. También hablamos del balneario de Puente Viesgo y sus aguas termales, y tuvimos el placer de conocer a la representante de la editorial Tantin, especializada en temas de Cantabria.
Tras el encuentro visitamos el Museo Marítimo del Cantábrico, donde entre muchas otras cosas, tienen un esqueleto de una ballena picuda encontrada en la costa y otro de un cachalote. Otro de sus atractivos es poder contemplar a una sardina de dos cabezas.
Asímismo el museo muestra algunas maquetas de embarcaciones de época, así como distintos métodos de pesca utilizados por los pescadores de la zona.
En la planta baja del edificio está situado el acuarium del Cantábrico. Diversas urnas nos muestran las especies que habitan en las aguas del mar Cantábrico, pudiendo ver desde meros o rodaballos hasta los temidos tiburones e incluso alguna morena.
Al término de la visita nos esperaba Santander por explorar. Pudimos conocer de primera mano los jardines de Piquio, una de las zonas verdes más bonitas de la ciudad, con multitud de especies de árboles y desde donde se pueden ver unas vistas impresionantes de la playa del Sardinero.
Otro de los puntos fuertes de la excursión por Santander fue el parque de la Magdalena y el Palacio de la Magdalena que allí se encuentra. Un palacio de estilo inglés que fue utilizado como residencia real de verano por Alfonso XIII.
El palacio es utilizado hoy como sede de la Universidad Menéndez Pelayo. A sus pies podemos ver playas tan bellas como la playa del Camello.
Llegaba la hora de comer y que mejor lugar que hacerlo en el Restaurante Tonino, uno de los mejores sitios de la ciudad. Frecuentado por el señor Revilla, así como por otros personajes famosos como Andreu Buenafuente, Berto Romero o Jordi Evole cuando visitan la ciudad. El servicio magnífico y la comida buenísima y en grandes cantidades, como es costumbre.
Rabas, navajas, anchoas, boquerones, pargo o «machote» como lo llaman por allí al horno con patatas…. En fin….otro festín para el cuerpo.
Ya por la tarde y con el estómago lleno le tocaba el turno a una de las visitas más especiales del viaje. El parque de la naturaleza de Cabárceno. Este parque tiene la característica de que los animales viven en semi-libertad con una gran cantidad de terreno para ellos. Para hacernos una idea del tamaño, sólo diré que el recinto de los elefantes es como todo el zoo de Madrid.
La filosofía del parque es dejar que la naturaleza sea ella misma, influyendo lo menos posible en los anímales, de tal manera que los resultados son fantásticos. Nunca había visto tanto osezno recién nacido junto…. La verdad que la visita a Cabárceno se hace obligatoria si se pisan tierras cántabras.
Tras Cabárceno, nos alojamos en el hotel Bahíaen Santander. Un cuatro estrellas con unos servicios para mi gusto muy superiores. Me tocó la habitación 906, con unas vistas magníficas al mar y al paseo.
Tras un tiempo para descansar, darnos una ducha y ver la bolsa de regalos que Cantabria Infinita nos había obsequiado, llegaba la hora de la cena.
En esta ocasión el restaurante elegido fue el Sixtina. Personalmente y sin desmerecer a nadie me resultó el mejor.El nombre es debido a su decoración interior, con techos pintados como Altamira, la capilla sixtina de la Prehistória.
Sus dueños, gente muy campechana, y con una mano exquisita para la cocina, nos contaron que su hijo ha trabajado en los mejores restaurantes del mundo y que actualmente, se encuentra en el restaurante Noma de Copenhague, el mejor del mundo, y que pronto volverá. Será entonces bue momento para volver al Sixtina a probar de nuevo sus platos.
Cenamos de manera selecta. Gazpacho de fresas (finísimo), ensalada de foie o arroz cremoso con cigala rebozada en almendra molida fueron algunas de las delicatessens que probamos. Un sitio altamente recomendable.
Tras el Sixtina, los más valientes salimos a tomar una copa y conocer el Santander nocturno. Disfrutamos como niños de la noche santanderina y sus terrazas, aunque no se nos hizo demasiado tarde, puesto que la agenda seguía estando llena de compromisos para el día siguiente.
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