Que el norte de Francia es un lugar lleno de encanto e historia no es ningún secreto. Naturaleza, playas, ciudades culturales llenas de ambiente, museos, prendas de encaje y gastronomía son algunos de sus símbolos. Pero..¿sabías que otro de los tesoros del norte de Francia son los viejos pozos de su cuenca minera?

Pues si, el norte de Francia ha sido siempre una zona de tradición minera. Numerosas localidades han vivido históricamente de la extracción de minerales, y se han ido desarrollando casi a la misma velocidad que la extracción del carbón (y más concretamente hulla) de las minas.

Se puede decir sin miedo a equivocarse que la cuenca minera del norte de Francia son sin duda las minas de Francia, ya que estamos ante la mayor cuenca minera de todo el país, con una extensión de más de 120 km. Su legado histórico es indiscutible. Tanto, que en 2012 fueron reconocidas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en la categoría de «paisaje cultural, evolutivo y vivo».

La actividad minera de la cuenca minera del norte de Francia empezó en el siglo XVIII. Durante muchísimos años, familias enteras tuvieron la extracción de la hulla como forma de vida, y el sector de la minería se desarrolló muchísimo en la zona. De hecho se habla que en sus buenos tiempos, los pozos de las cuencas mineras del norte de Francia llegaban a producir la nada desdeñable cantidad de 1000 toneladas de hulla diarias. Pero con el paso de los años, las reservas poco a poco se fueron agotando lo que unido al nacimiento de otras fuentes de energía propició el hundimiento de la minería, de forma que a partir de la década de los 70, muchos de estos pozos mineros dejaron de ser explotados y quedaron abandonados a su suerte. No se salvó ni una, y fue así, como el 21 de Diciembre de 1990 el último pozo minero de la cuenca minera del norte de Francia cesó su actividad.

Hoy, muchas de estas minas, han quedado como un ejemplo vivo de la forma de vida de los mineros de la época. Se ha abierto un centro minero en la localidad de Lewarde, el cual está instalado en el emplazamiento de una antigua mina (al igual que la sede del museo del Louvre que hay en la ciudad de Lens). En él puede conocerse la historia de la cuenca minera del norte de Francia, así como el modo de vida de sus trabajadores a través de diversas exposiciones, bajar al corazón de una mina o hablar con viejo minero.

Otra de las viejas bases de la zona, es la base minera 9/11, a las afueras de Lens, y que hoy, aguarda en su interior un pequeño teatro en lo que antiguamente era el vestuario de los mineros. En él se hacen distintas obras de teatro y diversas actividades culturales. La base minera 9/11 cuenta además con una biblioteca gratuita, lo que la ha convertido por méritos propios en uno de los símbolos de la rehabilitación del patrimonio minero de la cuenca minera del norte de Francia.

Por cierto, que es en esta base donde empieza la conocida como «la ruta de las vacaciones«, un recorrido que va hasta Berck-sur-Mer, y que emula los viajes que los mineros hacían a la costa durante sus vacaciones de verano.

Es curioso además, el poder observar las «montañas» nacidas a raíz de la extracción del carbón, y que están formadas por los restos de otros minerales que salían mezclados con la hulla en las extracciones, y que son usadas como improvisadas pistas de esquí durante el invierno.