Si preguntáramos cuál es el monumento más emblemático de Francia, estamos seguros de que un alto porcentaje de los encuestados día que es la Torre Eiffel.
Sí, supongo que no hay ningún género de duda en admitir a la Torre Eiffel como el monumento más famoso de Francia y es por ello por lo que se hace obligatorio visitarla y subir a la Torre Eiffel cuando uno viaja a París.
Aunque hoy es conocida en todo el mundo como la Torre Eiffel, en honor a su arquitecto, Auguste Eiffel, en un inicio se bautizó como la Tour de 300 mètres y es que cuando se construyó, con motivo de la Exposición Universal de París de 1889 fue, durante 41 años, hasta que fue superada por el edificio Chrysler de Nueva York, la estructura más alta del mundo. Hoy, tiene que conformarse con ser la estructura más alta de la ciudad de París.
Fue construida en poco más de dos años, pero cuando se terminó, nada parecía apuntar a que iba a convertirse en uno de los iconos más inconfundibles del skyline parisino. De hecho, su construcción, en la que trabajaron más de de 250 obreros, causó controversia y es que su aspecto fue catalogado de “monstruoso” y su baja rentabilidad hizo que se plantearan derruirla en varias ocasiones. Quién les iba a decir que se convertiría en el monumento más visitado del mundo con más de 7 millones de visitantes cada año y que hoy se pueden encontrar más de 30 copias de la Torre Eiffel repartidas a lo largo de todo el mundo.
Con más o menos gusto, durante la Primera Guerra Mundial, esta gigantesca estructura tuvo su utilidad ya que fue utilizada para alojar los equipos de comunicaciones del ejército francés y bajo tierra hay varias instalaciones de uso militar y una sala de máquinas. Por cierto, que una de las mayores curiosidades de la Torre Eiffel es que, inicialmente fue pensada para la ciudad de Barcelona, pero se rechazó el proyecto. ¿Os imagináis que la Torre Eiffel estuviera en Barcelona?
Pero esta no es la única curiosidad que se esconde detrás de la historia de la Torre Eiffel. Su arquitecto, Gustave Eiffel hizo grabar en la torre los nombres de 72 destacados científicos y en la cima hizo instalar su oficina, donde hoy se puede ver una recreación del arquitecto recibiendo a Thomas Edison.
Cada noche, los 10 primeros minutos de cada hora, la torre se ilumina con miles de bombillas centelleantes y desde 1888 cada 14 de julio se disparan fuegos artificiales desde el 2º piso de la estructura. Además, el ayuntamiento de París ilumina la torre con distintos colores en función de algunos acontecimientos internacionales, prueba de que la Torre Eiffel es un símbolo reconocido en el mundo entero.
Para subir a la Torre Eiffel hay distintas tarifas según sea en ascensor o andando y hasta la segunda planta o hasta la cima. Las tarifas en ascensor son de 16€ y 25€ respectivamente, mientras que andando son 10€ y 14€. Aunque el ahorro suene tentador, las escaleras son muy duras así que si queréis tener fuerzas para seguir visitando París el resto del día, optad por el ascensor.
En la primera planta de la torre, se encuentra el famoso restaurante de la Torre Eiffel, en el que se puede cenar con unas vistas maravillosas de París de fondo. se llama Le 58 Tour Eiffel, y dicen que es uno de los planes más románticos que puedes hacer en París.
Se puede subir a la Torre Eiffel todos los días de 9:00 a 00:00 desde el 15 de junio al 1 de septiembre y de de 9:30 a 23:00 el resto del año.
Alguno de los miradores de París desde donde mejor fotografiarás la Torre Eiffel son, por un lado, el campo de Marte, donde también puedes hacerle un romántico picnic; el Palacio de Trocadero, donde muchos turistas se agolpan para sacar la mejor foto de la Torre Eiffel y, por supuesto, la Torre de Montparnasse, desde la que puedes tener una bonita panorámica de París con tarro de fondo y desde las alturas. Para subir a la torre de Montparnasse puedes sacar tus entradas aquí.
Y si quieres conocer los miradores con más encanto de París, no te olvides de leer este post, donde encontrarás también la información necesaria para visitarlos.
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