Cuando te crees que lo has visto todo, y que ya pocas cosas podrán sorprenderte, te das cuenta que no es así. Das unos pasos, giras la vista y de repente, y como por arte de magia, aparece un nuevo rincón que te sorprende y que es capaz de dejarte horas boquiabierto, en silencio, y con la felicidad que da el saber que estás ante un lugar especial. Esto es lo que me pasó en mi visita a la capilla de La Soledad, en la localidad riojana de Cornago, una capilla de tal belleza, que es conocida por muchos bajo el nombre de la Capilla Sixtina de La Rioja. Una joya en mayúsculas que todavía pasa desapercibida a los ojos de muchos.
La capilla de la Soledad está dedicada a la patrona de Cornago forma parte del conjunto eclesiástico de la iglesia de San Pedro, la iglesia principal de Cornago, un templo construido entre los siglos XV y XVI. La capilla de la Soledad es una capilla de planta cuadrangular, con una cúpula sobre tambor y pechinas. Para acceder a su interior, hay que hacerlo a través del interior de la iglesia de San Pedro. La construcción de la capilla de la Soledad tuvo lugar durante los primeros años del siglo XVIII, (1708), justo durante el momento de máximo esplendor de la Cofradía de la Santa Vera Cruz.
Lo primero que vemos al entrar a la capilla es un gran retablo en pan de oro, fechado entre los años 1720 y 1722, que sostiene una imagen de la Virgen, que a pesar de ser de autor desconocido, sí está fechada (1708).
Pero la verdadera joya de la capilla de La Soledad de Cornago no es su retablo, no, sino las pinturas murales con representaciones iconográficas que la visten y que se extienden por paredes laterales, pechinas y cúpula, haciendo que las similitudes entre la capilla de la Soledad de Cornago y la famosa Capilla Sixtina del Vaticano sean evidentes. Algunas de estas obras representan varias escenas de la Pasión de Cristo, como por ejemplo la famosa última cena de Jesús con sus discípulos, el Descendimiento, el Prendimiento de Cristo, la Crucifixión, El camino al Calvario o la Adoración del cordero místico. Además de las pinturas murales, el resto de la capilla está decorado con multitud de pinturas al temple y otras hechas sobre lienzo.
En la cúpula, entre diversos personajes y escenas bíblicas se representa un cielo abierto en el que destacan distintos ángeles que acompañan revoloteando a a figura de un Cristo resucitado que se va elevando. Los cuatro evangelistas también tienen su pequeño homenaje es esta capilla, siendo representados en las pechinas.
La visita a la capilla de La Soledad de Cornago cuesta solamente 1 euro, y puede hacerse durante todo el año, pero sin duda, si se quiere visitar en una fecha clave, mi consejo es hacerlo coincidiendo con la celebración de la Pasión de Cornago, durante la Semana Santa, donde además de deleitarse con la capilla, uno puede conocer al Pendolero, los Sayones o el Cirineo, personajes imprescindibles de la Semana Santa de Cornago.
Por cierto, que uno no puede irse de Cornago (y más en Semana Santa) sin haber probado el Ajo huevo, plato tradicional de Cornago, y hecho principalmente por bacalao, pimientos choriceros, miga de pan, ajos y huevos, y que está buenísimo. Tanto, que es «pecao» irse de Cornago sin probarlo.
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Alucinante!!!
Está bien saberlo, gracias por la información, la apunto para mi próximo viaje a la Rioja.
Un saludo
Carmen
Es un sitio increíble, vale la pena conocerlo, un saludo!