De sobra es conocido que el Pirineo aragonés esconde paisajes increíbles e instantáneas inolvidables, pero también es cierto que no hace falta subir tan alto para descubrir formaciones geológicas y paisajes impresionantes. Uno de esos paisajes, lo encontramos a tan solo 45 kilómetros de la ciudad de Huesca, en el prepirineo oscense, y más en concreto en los Mallos de Riglos.
Pero ¿qué son los mallos? En sí los mallos son unas formaciones geológicas de conglomerados formadas principalmente por cantos rodados envueltos por arcilla y arena y cementados durante miles de años por calizas. Algunos os preguntaréis qué hacen los cantos rodados ahí en forma de semejantes elevaciones. Pues bien, es que allá por el Mioceno, toda la zona que hoy ocupa el valle del Ebro era un mar en el que se iban depositando sedimentos rocosos que posteriormente se elevaron. Las peculiares formas que han adoptado hasta la actualidad se deben principalmente a la erosión diferencia que afecta de forma más agresiva a este tipo de formaciones ya que están compuestas de conglomerados de diferente dureza y resistencia.
Así que, voilà, millones de años tienen la culpa de este espectacular paisaje compuesto por aproximadamente una veintena de estas formaciones, cada una, por supuesto, con su nombre propio. Algunos de los más grandes son conocidos como el Puro, el Pisón o la Visera.
Los amantes de la escalada encuentran en los Mallos de Riglos un paraíso, sobre todo en los meses de primavera y otoño, ya que en verano las temperaturas en esta zona son bastante elevadas. Hay también alguna vía ferrata equipada como la que lleva al mirador de los Buitres.
Pero si lo tuyo no es el deporte de altura también hay pistas de senderismo para recorrer tanto por libre como en grupo ya que desde el refugio de montaña situado en el pueblo de Riglos parten grupos en los que, además de realizar la travesía, se explican aspectos como la formación geológica, la botánica o avistamiento de rapaces desde lo alto del mallo. Os podemos asegurar que merece la pena y que las vistas desde arriba son impresionantes. La mejor forma de llegar hasta la localidad de Riglos es con coche ya que solo dispone de un pequeño apeadero de tren a unos kilómetros del refugio. Solo hay que coger la A-132 en Huesca.
Además, en los alrededores se pueden practicar multitud de actividades como kayak, canoas, hydrospeed, etc. Y es que a muy pocos kilómetros se encuentra la localidad de Murillo de Gállego, uno de los lugares más importantes de Aragón para los amantes de los deportes acuáticos. Nosotros fuimos hasta allí para hacer rafting a los pies de los mallos. Una experiencia brutal, por cierto.
Y para los que prefieran algo de turismo cultural, estamos en una zona repleta de joyas del románico aragonés. La provincia de Huesca tiene mucho por ofrecer. Localidades como Agüero, Bolea, Ayerbe, Jaca o el castillo de Loarre son lugares ideales para adentrarse en la historia del Reino de Aragón y conocer sus maravillas artísticas.
-Relatos de otros viajeros #postamigo Madabouttravel–Escapada al reino de los Mallos
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Desconocía este paraje… Lo que demuestra que Huesca es una gran desconocida a nivel turístico. La verdad es que me sacas del Castillo de Loarre y a la propia Huesca, no conozco nada más de esta provincia.
La próxima vez que vaya, tendré que visitar esta zona. Dientes largos!! 😉
Aínsa, Jánovas, Broto, el Cañón de Añísclo, …bueno, toda la zona de Boltaña y Margudgued (en especial, con ese maravilloso Restaurante Asador «El Pajar») Naturaleza viva!!
Veo que conoces bien la zona!! Para la próxima vez, los mallos, que son espectaculares, ya verás como te gustan.- Un saludo!!