Últimamente estamos intentando conocer, a base de pequeñas escapadas, los maravillosos rincones que, aun estando cerquita de casa, muchas veces por pereza y otras por planear viajes a lugares más lejanos, no nos acercamos a conocer.

Uno de esos rincones es el Monasterio de Veruela, en la provincia de Zaragoza. Situado a los pies del Moncayo, en la localidad de Vera de Moncayo, es un monumento que bien merece la pena acercarse a conocer, por la tranquilidad que respira y por haber inspirado a personajes ilustres de nuestra historia, como los hermanos Bécquer, que pasaron allí varias temporadas, allá por mediados del siglo XIX.

Pero la historia de este lugar, declarado bien de interés cultural, se remonta al siglo XII, cuando se estableció allí una comunidad de monjes cistercienses, que poco a poco se convirtió en el centro del señorío que abarcaba la práctica totalidad de la comarca.

La arquitectura, algo deteriorada por el abandono de la comunidad en 1835 tras la desamortización de Mendizábal, es la característica de las abadías cistercienses, sobria y prácticamente ausente de decoración, salvo en la Sala Capitular, uno de los lugares más importantes de la vida monástica y donde se conserva una curiosa losa en la que el arquitecto detalló la relación de medidas que iba a utilizar para levantar el monasterio. La construcción de todo el conjunto se fue escalonando a lo largo de 250 años en el tiempo, es por ello que la parte superior del claustro responde al modelo renacentista de patio, con mayor decoración. Una de las curiosidades es que en el claustro se conserva también el lavabo, situado frente al refectorio, donde los monjes se lavaban antes de las comidas.

El precio es totalmente asequible, 1.80€ y la visita guiada que ofrecen es totalmente gratuita y muy completa, donde además de las características y curiosidades de cada una de estancias, la guía hace que te traslades al pasado y comprendas el modo de vida de los monjes. Además en la antigua cilla se ofrece una exposición con los dibujos y grabados de Valeriano Bécquer al que las formas románticas de Veruela inspiraron para realizar su obra, así como las Cartas desde mi celda de Gustavo Adolfo Bécquer y alguna de sus leyendas inspiradas en el paisaje del Moncayo y escritas durante su estancia en la abadía.

Como la mayoría de estos centros monásticos en Aragón, una gran parte de su actividad estaba centrada en la producción de vino. Es algo habitual que las denominaciones de origen vitícolas coincidan con la presencia de una abadía cisterciense, así, en el Monasterio de Piedra tenemos la denominación de origen de Calatayud y, en Veruela, la de Campo de Borja. Así que si vais a visitarlo no podéis dejar de pasar por el museo del vino y de paso llevaros una botellita para probarlo.

-Sigue todas las novedades del blog y no te pierdas nada siguiéndonos por nuestros canales de Facebook, Twitter, Instagram y Youtube. Así nos ayudas a crecer. Gracias.