En nuestra ruta por Westfalia, Aquisgrán era una ciudad marcada en rojo dentro de nuestras visitas. Y es que viajar con una historiadora del arte es lo que tiene: hay cosas que no se pueden dejar pasar, y la Capilla Palatina de Carlomagno es una de ellas.

Así pues, cogimos el tren de cercanías en Colonia (donde teníamos montado nuestro campamento base) y nos acercamos a Aachen. El día no acompañaba. Rápidamente empezó a llover de una manera bastante intensa. La lluvia nos acompañó durante todo el día.

La ciudad es pequeña, no llega a los 300.000 habitantes, y está situada en la misma frontera  con Bélgica y con Holanda. (tanto Lieja en Bélgica como Maastricht en Holanda están relativamente cerca)

Destacan en la ciudad su ayuntamiento, y sobre todo su catedral en cuyo origen está la octogonal Capilla Palatina, construida a principios del siglo IX por el emperador carolingio Carlomagno. La Capilla Palatina es una auténtica obra de arte. La entrada es gratuita, y en su interior se puede contemplar el trono de Carlomagno.

Un poco antes de la catedral, nos encontramos la oficina de turismo, donde puedes coger mucha información respecto de la capilla palatina. Lo único es que por el momento, no está en español, aunque sí está disponible en inglés o francés.Las calles del centro son peatonales en su mayoría y están llenas de tiendas y de fuentes muy curiosas, algunas de gran belleza.

Se dice que fue aquí en Aquisgrán donde se inventó el Sándwich. Dice la historia que fueron los criados del Conde de Sándwich quienes preocupados porque el Conde había descuidado su alimentación por su gran afición a jugar a las cartas, crearon un bocadillo que permitiera al conde poder alimentarse sin dejar de jugar a ellas.

-Si buscas una completa guía con todo lo que ver y que hacer en Aquisgrán (Aachen), no te pierdas este post.

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