Una de las cosas que más nos enamoró de Tailandia fueron sus mercados. Más allá de los increíbles monumentos, la esencia de un país se absorbe en las pequeñas cosas y ese es uno de los mayores encantos de Tailandia.

Una de las excursiones típicas desde Bangkok es la de visitar un mercado flotante. Hay varios de ellos por las proximidades, y algunos tan conocidos, como el de Damnoen Saduak (hiperturístico) o el mercado flotante de Amphawa (turístico también, pero algo menos y con más gente local). Y es éste último el que decidimos visitar.