Y así, sin darnos cuenta hemos llegado al final de esta aventura por tierras inglesas. Cuando leas esta carta nuestros pies ya estarán en suelo español y ya sólo habrá espacio para los recuerdos. Atrás quedan casi seis meses de experiencias por Harlow y el Reino Unido y una familia que se ha convertido en nuestra english family para siempre.

Pues si, al final y con mucho retraso, el verano ha decidido hacer acto de presencia por estas tierras. Tanto, que hasta hemos abierto la piscina del jardín. Ahora las tardes tienen otro color. La verdad que entre la mesa de ping pong y la piscina abierta, ahora da gusto tener horas libres. Pero vayamos por partes, que este último mes ha dado para mucho.

Ya han pasado más de dos meses desde que aterrice por aquí y casi uno desde la última vez que comenté como transcurren los días por aquí, y la verdad que ha habido cambios, muchos cambios. Gente que se ha marchado, gente que ha llegado y gente que se marchará, pero es ley de vida y más cuando estás en una experiencia como ésta donde todo es momentáneo.

Casi sin darme cuenta y a lo tonto modorro resulta que hoy he cumplido mi primer mes por aquí. Es sorprendente cómo pasa el tiempo de rápido y como ese paso provoca distintos acontecimientos. Las cosas van marchando bien, aunque se prevén novedades de futuro, y en principio todas para bien, o al menos esa es la idea.

Como muchos sabéis me encuentro en Harlow, Inglaterra, una ciudad de 80 mil habitantes de la que hace poco más de un mes no tenía constancia que existiese. Bueno, para ser exactos me encuentro en una finca  a las afueras de Harlow, una casa de esas grandes que aparecen en las películas y que tiene amplios jardines y multitud de animales rondando por las inmediaciones.