En el centro de Amsterdam, se encuentra la casa de Ana Frank, posiblemente la víctima más famosa de la persecución de los judios en la segunda guerra mundial.
La que en su día fue su casa, situada en Prinsengracht 263, es desde 1960 su casa museo, y uno de los sitios de obligada visita si te has dejado caer por esta increible ciudad.
Intentaré contar la visita al lugar y la historia de esta niña y su familia, un poco como hice con mi visita a la casa de Beethoven.
Lo primero que hay que saber es que hay bastante gente, y la cola suele doblar la esquina de la calle, pero la verdad es que la cola avanza rápido, y la visita es interesantísima. Además con la entrada te dan una audioguia en varios idiomas, donde te explican las habitaciones de la casa a la vez que se incluyen frases del diario de Ana. Por cierto, dentro de la casa no están permitidas las fotografías.

El 6 de julio de 1942 la familia Frank se refugia en este edificio de Prinsengracht. Luego se unieron a ellos Hermann y Auguste van Pels, su hijo Peter y Fritz Pfeffer.

El edificio consta de dos partes: la «casa de delante» y una «casa de atrás». En la casa de delante se encontraban las instalaciones de la empresa de Otto Frank (padre de Ana), que incluía un almacén en la planta baja y oficinas y un depósito en las plantas superiores.

En la planta superior es donde permanecían escondidos. Al cabo de algo más de dos años, alguien les delató.

Durante todo el periodo en el que permanecen escondidos, Ana Frank escribe un diario en el que describe en primer lugar sus pensamientos y sentimientos, el aislamiento de los escondidos y el miedo permanente a ser descubiertos.
El diario de Ana Frank se publica en Holanda por primera vez en 1947 y se traduce luego a más de 65 idiomas en todo el mundo.

La visita a la casa empieza por las dependencias de la antigua empresa de Otto Frank, empresa destinada a la producción de condimentos para carnes. Sólo algunos trabajadores de la empresa sabían de la existencia de la familia en la casa.
Victor Kugler, era el director de la empresa, al menos de manera oficial, ya que desde 1941 los judíos no podían poseer empresas, y el padre de Ana se la traspasó, aunque en la práctica él seguiría siendo el director.Victor Kugler era el que procuraba los víveres y los periódicos a los escondidos.

La visita nos lleva por el despacho de Victor Kugler y por el despacho de Miep Gies, Jo Kleiman y Bep Voskuijl, los otros trabajadores que conocían el secreto, y donde podemos ver objetos personales de ellos.

Pasamos por el depósito de las especias, donde llama la atención las ventanas tintadas (que se hacía para que el sol no estropeara las especias, aunque al mismo tiempo, esas ventanas impedían ver la parte de atrás de la casa) Finalmente, encontramos un descansillo y la puerta de acceso a la casa de atrás. Realmente es una puerta giratoria, con forma de estantería que oculta el paso a la parte trasera de la casa. Una vez que atravesamos la estantería accedemos a la verdadera vivienda de la familia.

Aquí podemos ver la habitación de los padres de Ana, donde llama la atención unas marcas hechas a lápiz en la pared, que marcaban el crecimiento de Ana y su hermana durante su estancia en la casa.
La siguiente habitación es el cuarto de Ana, un cuarto pequeño decorado por ella misma .

La casa tiene un pequeño baño, que durante el día los escondidos debían utilizar lo menos posible puesto que las tuberías del agua pasaban por la pared del almacén, donde había personas que no sabían que en el edificio había personas escondidas. También vemos la habitación de Hermann y Auguste van Pels, la cual era utilizada por todos como cocina y sala de estar, donde pasaban la mayorparte del tiempo.

El 4 de Agosto de 1944 el Servicio de Seguridad Alemán recibe una llamada anónima denunciando la presencia de judios en Prinsengracht 263. Alguien ha delatado a los escondidos. Aún tras minuciosas investigaciones efectuadas después de la guerra, nunca se ha sabido quien fue.

Los escondidos son conducidos al campo holandés de Westerbork, desde donde los envian al campo de exterminio de Auschwitz. Sólo Ottro Frank, el padre, sobrevivió al campo de concentración, rehizo su vida, y fue el encargado de publicar el diario de su hija Ana.

-Sigue todas las novedades del blog y no te pierdas nada siguiéndonos por nuestros canales de Facebook, Twitter, Instagram y Youtube. Así nos ayudas a crecer. Gracias.

Relatos de otros viajeros #postamigo                                                                               La Zapatilla–Casa de Ana Frank, Amsterdam                                                                            -¿No sabes qué es el #postamigo? Pincha aquí