Visita al Monasterio de Leyre, joya románica de Navarra

Situado en el Pirineo navarro, casi en la frontera con Aragón y muy cerca del embalse de Yesa, en un entorno natural privilegiado, al pie de la sierra de la que toma el nombre, se encuentra el Monasterio de Leyre, una de las joyas del románico del norte peninsular.

El Monasterio de Leyre ya aparece nombrado en el siglo IX, en las epístolas de San Eulogio de Córdoba, que viajó por la geografía española alojándose en los monasterios. Además, ya por aquel entonces, la biblioteca del Monasterio de Leyre sería una de las más importantes de la Península Ibérica ya que el monasterio estaba bajo la protección de los reyes de Pamplona.

También ha contribuido a su crecimiento y a su buen estado de conservación su localización en el ramal del Camino de Santiago aragonés, siendo lugar de paso de numerosos peregrinos a lo largo de los siglos. El edificio que ha llegado hasta nuestros días consta de dos partes fundamentales: la cripta y la iglesia.

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La cripta se construyó fundamentalmente para nivelar el terreno y servir de cimientos a la Iglesia. A diferencia de esta, la cripta tiene cuatro naves separadas por columnas con grandes capiteles que son los encargados de sostener el peso del templo y que cuentan con decoraciones diferentes entre sí y a base de elementos animales y geométricos. Fue consagrada, como la primera iglesia en el año 1057.

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Sobre la cripta se levanta la iglesia, un edificio de tres naves y que en su mayoría data del siglo XII. En general, el edificio es bastante austero con una decoración basada en elementos vegetales y geométricos. En el lado norte de la iglesia se encuentra el Panteón de los reyes de Pamplona cuyos restos reposan un arca situada bajo la imagen del Cristo de Leyre, una talla de gran naturalidad que fue encontrada escondida en la cripta, seguramente para protegerla del expolio tras la desamortización. Allí reposan los restos de Íñigo Arista, primer rey de Pamplona, Sancho Garcés y García Sánchez I, entre otros.

Mención especial recibe la Porta Speciosa, o “puerta preciosa”, la portada que se construyó en la ampliación de la iglesia en el siglo XII y es que se cree que en ella trabajo el Maestro Esteban, el mismo que realizó la Puerta de las Platerías en la Catedral de Santiago de Compostela.

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Hoy en día, además de escuchar canto gregoriano durante los oficios religiosos, es posible alojarse, tanto en el hotel como en la hospedería monástica, aunque esta última opción está reservada únicamente para los hombres ya que el monasterio sigue ocupado por una comunidad de monjes benedictinos.

Nosotros nos acercamos al Monasterio de Leyre aprovechando nuestra estancia en Lantz, un encantador pueblecito situado al norte de Pamplona, y no nos arrepentimos ya que es una de las joyas arquitectónicas del Pirineo. El Monasterio de Leyre se puede visitar de 10:00 a 19:00, aunque desde noviembre a febrero el horario se reduce y pasa a ser de 10:30 a 18:00. El precio de la visita libre es de 3€, y el de la visita guiada, de 3,50€.

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