Si hablamos de compras en Londres, un clásico que nunca falla en las quinielas de todo el mundo son los archiconocidos almacenes Harrods. Situados en Brompton Road, en pleno corazón de Londres estos almacenes cuentan entre su clientela con miles de turistas que curiosos por la fama de estos almacenes se acercan hasta aquí con la idea de comprar algún recuerdo que les haga sentirse ricos por un día.

Lo que en 1835 empezó siendo una pequeña tienda de ultramarinos propiedad de Charles Henry Harrod, fue adquiriendo con el paso de los años mayor importancia. Y tras un cambio de ubicación mediante, a causa de la epidemia de cólera que azotaba la ciudad, fue haciéndose un nombre en el por entonces periférico barrio de Knightsbridge.

A medida que el barrio crecía Harrods lo hacía con él. Poco a poco, el pequeño almacén de ultramarinos fue adquiriendo los locales que lo rodeaban. Un inoportuno incendio a finales del siglo XIX destruyó gran parte de estos almacenes, y lo que pudo ser el fin de un negocio terminó por convertirse en el comienzo de un imperio. Los almacenes volvieron a lo grande, ampliando sus terrenos y reconstruyéndose a mayor escala. Sin duda una apuesta que salió ganadora.

Pese a ello, han sido varias las manos por las que han pasado estos tan emblemáticos almacenes. De su fundador, Charles Henry Harrod, pasó en herencia a manos su hijo, Charles Digby Harrod, y se mantuvo bajo control de la familia hasta finales de la década de los cincuenta, cuando fue adquirido por la Casa Fraser. No fue hasta mitad de los ochenta cuando el magnate egipcio Mohamed Al-Fayed, su más famoso dueño, se hizo con el imperio. Con él se hicieron las obras de ampliación del sótano y de la planta superior, decorada con aire egipcio. Desde 2010, los almacenes están en manos de la familia real de Qatar, quienes los adquirieron por una suma considerable de millones de libras.

Harrods fue el lugar en el que se instalaron las primeras escaleras mecánicas de Londres, y según se cuenta, para vencer el miedo que eso provocaba a los clientes, se les invitaba a brandy para que tuvieran el valor de cogerlas. No es lo único sorprendente de Harrods. Durante muchos años se estuvo vendiendo cocaína de gran pureza antes de que su venta fuera prohibida al público.

Pero sin duda la mayor curiosidad de Harrods se encuentra en el sótano. Allí encontramos el monumento en memoria de Lady Di y Dodi Al Fayed, hijo del dueño. La pareja murió en París en un accidente de tráfico cuando huían del acoso de la prensa. Son muchos los que se acercan hasta estos almacenes por el morbo de visitar este memorial y todo lo que le rodea: la copa que Diana usó en el hotel de París donde estaban alojados (aún con pintalabios), el anillo de compromiso de ambos, y una leyenda que dice «Victimas inocentes», debido a la idea que Mahamed Al-Fayed tenía (y tiene) de que el accidente de circulación realmente se trataba de un asesinato premeditado.

Por cierto, que ya desde mitad de verano, empiezan a venderse artículos de Navidad de todo tipo en una de las plantas del edificio, adornados de una decoración y una atmósfera navideña que vale la pena conocer. Por eso, aunque estés a mitad de Agosto y de manga corta, no puedes irte de Harrods sin conocer su particular navidad y por supuesto sin comprar algo, aunque solo sea por fardar de bolsa. Precios, los hay muy altos, pero si buscas, también tienes cosas más terrenales.

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