Nuestro última en Oporto fue sin duda el más tranquilo de todos. Habíamos reservado este día para poder pasear sin prisas por la ciudad, para perder el tiempo en sus tiendas y para parar a tomar algo cada vez que nos diera en gana sin tener que correr porque cierran tal iglésia o cual museo…

Lo que iba a ser nuestro último día en la ciudad acabó arruinado en parte por la fuerte lluvia que nos acompañó durante toda la mañana, y aunque en principio queríamos ver varias cosas, nuestra idea original se vio modificada por una mañana pasada por agua.

Tercer dia en la ciudad dispuestos a patearnos nuevamente todo lo que hubiese que ver y hoy si, a bebernos parte de su vino, porque hoy (por fin) visitaríamos algunas bodegas.

Tras dormir como auténticos troncos debido al cansancio acumulado nos levantamos relativamente pronto y tras un fuerte desayuno (el dia iba a ser muy largo y la agenda estaba cargada para hoy) salimos del hotel y nos acercamos lo primero a la iglesia de Lapa, una iglesia muy próxima al hotel en cuyo interior se encuentra el corazón del rey Pedro IV, y que cuenta con un pequeño cementerio muy bonito y viejo, donde está enterrado Camilo Castelo, uno de los escritores más famosos que ha dado Portugal. El cementerio está abierto todos los dias de 8 a 12 y de 14:30 a 17 horas, y la verdad que es precioso, aunque como digo, muy pequeño.