Si ha habido una guerra importante en España que ha marcado el futuro de un país, ésa ha sido la guerra civil española. Pocos sitios se han librado de padecerla, y el pequeño pueblo de Sarrión, a pocos kilómetros de Teruel, no ha sido una excepción. Por suerte hoy, y tras dos grandes batallas a sus espaldas, todavía podemos encontrar los restos de la batalla en forma de fortificaciones defensivas en las inmediaciones del barranco de la Hoz-Muela, una visita muy interesante de hacer y que nos acerca un poquito más, a la Guerra Civil Española.
Históricamente, y enmarcado dentro del encuadre de la Guerra Civil, Sarrión es conocido por las denominadas «Batallas de Sarrión», y es que este entorno de la sierra de Javalambre siempre fue considerado por ambos bandos como un punto clave dentro de la guerra para el control de la zona.
En la primera de esas batallas, las tropas sublevadas conquistaron posiciones defendidas por divisiones republicanas en la ofensiva sobre Valencia de 13 de julio de 1938. La segunda de ellas, fue una ofensiva republicana en septiembre de 1938, para aliviar la presión del bando sublevado en el Ebro y facilitar la ejecución de lo que fue conocido como Plan «P».
Para acceder a estas fortificaciones defensivas de la Guerra Civil, hay que coger desde el pueblo una pequeña carretera señalizada de unos 12 -13 kilómetros, la cual nos sumerge en los montes. Al final de las misma, junto a una pequeña laguna artificial que encontraremos, es donde empieza el verdadero recorrido por las fortificaciones defensivas de Sarrión, dos caminos que deberemos hacer a pie, y que nos llevarán a descubrir trincheras, abrigos de guardia y nido de ametralladorras, además de ofrecernos unas vistas del entorno chulísimas desde lo alto del cerro.
Tal vez las trincheras no os digan mucho a simple vista, pero siguiendo los caminos, uno llega a ver un abrigo de tropa, o lo que es lo mismo, un pequeño refugio creado para proteger al soldado y en el que se hacía incluso fuego.
Pero si seguís el camino, encontraréis el nido de ametralladoras, una construcción en lo alto del cerro desde la que poder disparar masivamente a larga distancia. Lo mejor de todo es que está bastante bien conservado.
Aparte de servir de sitio defensivo, desde aquí se podía controlar y atacar a varios puntos de la zona. Las vistas desde lo alto son dignas de ver. El recorrido puede hacerse perfectamente en una mañana sin mucho esfuerzo, aunque eso si, protegeros del sol porque sombras no encontraréis muchas por el camino. Tampoco agua, así que no olvidéis ir bien cargados.
La Guerra Civil dejó huella en Sarrión (algunos vecinos del pueblo todavía recuerdan los disparos), y en vez de borrarla, han decidido mostrar los restos, aunque eso si, para ello, deberás subirte al monte. Por cierto, que si queréis completar la visita, en el pueblo de Sarrión, han montado un pequeño centro de interpretación de la Guerra Civil en Sarrión donde explican todo lo relacionado con el tema.Si tenéis curiosidad no dejéis de echarle un ojo.
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