Visitar la casa de Dalí en Portlligat

Tachado de locos por unos y de genio por otros. Amado y odiado a partes iguales, lo que está claro es que Dalí no dejó indiferente a nadie. Su obra y su estilo, aquel que del más extremo surrealismo saca la genialidad, sigue impregnando las paredes de su casa en Portlligat, villa marinera a la que Dalí llegó buscando la tranquilidad necesaria para sacar a flote la inspiración.

Por eso la casa de Dalí en Portlligat, casa en la que el artista pasó la mayor parte de su vida, es una de las visitas imprescindibles en la Costa Brava. Una visita realmente curiosa y muy sorprendente, pues permite conocer de primera mano algunos de los secretos de tan peculiar artista.

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La casa de Dalí, situada en Portlligat, una pedania de Cadaqués, cuenta con un montón de objetos realmente surrealistas. Nada más entrar en la casa, un oso polar nos recibe en el vestíbulo. Es solo uno de los muchos elementos que adornan la residencia que nos dejarán con la boca abierta.

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La casa actual es bastante grande, pues es la suma de varias casas de pescadores que el pintor fue comprando con el paso de los años. Lo que empezó siendo una pequeña casita de pescadores al lado del mar, se fue convirtiendo con el paso de los años en una casa marinera bastante grande, en el que además de diferentes estancias, destaca un gran jardín lleno de olivos. Fueron 52 los años los que Dalí vivió en esta casa, hasta que en 1982 y tras la muerte de Gala, decidió trasladarse al castillo de Púbol.

Durante la visita se van pasando por las diferentes habitaciones de la casa, mientras un guía te informa de la vida del artista y de la importancia de su mujer (y musa), Gala, en la vida del pintor, entre las que destacan dos sobre el resto. La primera, la habitación dedicada a ser el taller del artista y en el que además de distintos materiales para pintar pueden verse algunas obras del artista. Llama la atención el mecanismo que el propio Dalí construyó para poder subir y bajar los lienzos a la hora de pintar y poder seguir pintando desde el sillón sin necesidad de levantarse.

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La segunda de las habitaciones que impresiona es el dormitorio de la pareja, sobre todo por las historias curiosas que encierra. La principal, es la del espejo. Portlligat es el primer sitio de la península ibérica en recibir el amanecer cada mañana. Por eso Dalí, colocó un espejo estratégicamente para poder verlo todas las mañanas sin tener que levantarse de la cama. ¡Genio y figura!

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En el exterior de la casa también encontramos cosas curiosas, como el edificio del palomar, adornado por grandes huevos, o el gigante hecho a base de basuras, tejas, y restos de embarcaciones que se encuentra en el jardín.

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Pero sin duda la joya de los exteriores es la piscina. Una gran piscina digna de una casa como esta, pero con una decoración algo especial. Fuentes, carteles de Pirelli, alfombras aterciopeladas e incluso un muñeco de Michelín adornan este rincón de la casa. Una casa que parece no tener ni pies ni cabeza, al menos no para los que no somos genios, pero que marca la vida y el estilo de uno de los personajes más importantes de la historia de este país.

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Es posible visitar la casa de Dalí en Portlligat en horario de 9,30 a 21 durante los meses de verano, y de 10,30 a 18 el resto del año. El precio de la entrada para adultos es de 11 euros, aunque existen distintos tipos de descuentos.

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