Uno no puede irse de Atenas sin ver el cambio de guardia. No es que sea un evento espectacular, pero desde luego que si que es un evento bien curioso. Las formaciones, movimientos y elegancia de esos guardias no están al alcance de muchos. Por eso el cambio de guardia de Atenas, se ha convertido en un atractivo más para aquellos que visitan la ciudad.

En el centro de Atenas, entre pequeñas calles consumidas por el ambiente caótico y sucio de la capital, encontramos Psiri, un pequeño barrio ateniense que se ha ganado por méritos propios ser considerado por muchos como el barrio hipster de Atenas, debido a la modernidad de sus calles, algunas engalanadas con un toque inexplicable, sus alegres terrazas, y el ambiente moderno que en este barrio se respira. Psiri es Atenas, sí. Pero no es Atenas.

Todo el que llega a Atenas tiene un objetivo marcado a fuego en su itinerario: visitar la Acrópolis de la ciudad. Y es que la acrópolis, que significa “roca sagrada”, es el punto más alto de la ciudad de Atenas y el recinto sagrado de la antigua ciudad de Atenas. Declarado Patrimonio de la  Humanidad en 1987, es, sin ninguna duda, uno de los monumentos de época griega más famosos de todo el mundo.

Atenas es posiblemente una de las ciudades griegas con mayor número de turistas, atraídos fundamentalmente por su gran patrimonio histórico y sus vestigios arqueológicos. Aunque la Acrópolis es el más destacado, no puedes perderte otros muchos. Para ello es posible obtenerse un ticket combinado que permite visitar los monumentos más destacados de la Antigüedad y descubrir el glorioso pasado de esta ciudad que fue, en su día, la cuna de la civilización occidental.

En Atenas es posible visitar otros monumentos más allá de la Acrópolis y su archiconocido Partenón. Una de esas actividades es visitar el Estadio Panatenaico, un enorme estadio construido en mármol blanco entre 1869 y 1870 y que sirvió de sede a los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna, celebrados en Atenas en 1896.