Ainhoa, uno de los pueblos más bonitos de Francia

Ainhoa es uno de los pueblos más bonitos del País Vasco Francés, y también, por qué no decirlo, de toda Francia. No en vano su nombre se ha colado en la lista de Pueblos más bonitos de Francia (Les Plus Beaux Villages de France). y lo cierto es que razones tiene de sobra para estar en semejante listado.

Dada su cercanía con la frontera española (a tan sólo 3 kilómetros de la misma por la zona de Navarra), visitar Ainhoa es sin duda una buena visita como complemento a otras de las visitas interesantes de la zona, como las Cuevas de Zugarramurdi (a tan solo 7 kilómetros) o las cuevas de Urdax.

Historia de Ainhoa

El coqueto pueblo de Ainhoa nació en el siglo XII para ser un pueblo bastida con carácter defensivo que sirvió como lugar de acogida de los peregrinos que realizaban el Camino de Santiago. Durante la Guerra de los Treinta Años el pueblo fue destruido prácticamente en su totalidad, teniendo que ser reconstruido de nuevo en los siglos XVII y XVIII, fecha de muchas de sus bellísimas casas, con ese estilo arquitectónico de la zona y caracterizado por sus fachadas lisas blancas y sus coloridas vigas y ventanas, principalmente en colores rojizos, aunque cierto es que podemos ver algunas viviendas de otro color.

Un paseo por Ainhoa

El pueblo de Ainhoa es de reducido tamaño y la mayoría de sus singulares edificios y viviendas se desarrollan en torno a una calle principal. Por eso, dar un paseo por esta calle es una gran idea para poder admirar la gran mayoría de los encantos de este pueblo.

Una de las cosas que no podéis dejar de ver en Ainhoa es sin duda la iglesia románica de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XIII, uno de los pocos edificios que sobrevivieron a las barbaries de la Guerra de los Treinta Años y de la que destaca especialmente su torre campanario. Esta iglesia, fue declarada Monumento Histórico en 1996.

No dejéis de dar una vuelta por su cementerio, pues en algunas de sus tumbas podréis encontrar plasmado en piedra el famoso lauburu.

Un poco más abajo de la iglesia encontraréis la plaza del frontón. Y es que al igual que ocurre en muchos de los pueblos del Baztán, el frontón no solo servía para la realización de este deporte de pelota, sino que ha sido y es, centro de la vida social y festiva del pueblo.

Y ya que estáis por la zona, podéis aprovechar para conocer algunos puntos emblemáticos de esta zona de la frontera franconavarra como Espelette, pueblo famoso por sus pimientos, las cuevas de Sara o el tren de Larrún.

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