Situada al noreste de Italia, junto a la frontera con Eslovenia y Croacia, esta ciudad costera es en muchas ocasiones, la puerta de entrada a estos países, y para muchos viajeros el inicio de una ruta que les llevará a conocer los Balcanes; pero también es una ciudad con mucho que ofrecer, lo que hace que, para nosotros se convierta, además de un buen lugar para comenzar una ruta, en una visita obligada, y es que argumentos no le faltan.

Trieste es una ciudad con historia, con la grandeza de una ciudad centroeuropea, pero al mismo tiempo en la cálida costa adriática, lo que hace de ella un lugar con gran encanto.

Podemos visitar sus iglesias, tanto católicas como ortodoxas, que contienen en su interior mosaicos, pinturas y retablos de gran belleza. Y es que Trieste fue una ciudad muy disputada por su estratégica posición, por lo que encontraremos en ella vestigios romanos, como el teatro o los restos de lo que parece ser un foro o un templo en lo alto de la colina. Pero también la influencia veneciana en sus canales y la del Imperio autrohúngaro en sus edifcios.

Trieste es una ciudad de mezcla de culturas, una ciudad viva y con un cierto aire decadente, eso sí, en su zona más antigua, porque a medida que llegas por su parte más céntrica puedes disfrutar de imponentes edificios que te dejarán con la boca abierta. Su ambiente nocturno es algo digno de disfrutar. Con la llegada del buen tiempo las terrazas  de plazas y canales se llenan de vida con el aperitivo, que acompañado de una iluminación espectacular de los edificios principales crean un ambiente mágico.

A las afueras de la ciudad, el castillo de Miramar es otro de los grandes atractivos de la ciudad. Este castillo, del siglo XIX fue mandado construir por Maximiliano de Habsburgo para vivir en el con su mujer, la princesa Carlota de Bélgica.Amadeo II de Saboya también vivió aquí durante una temporada. Visitar el castillo y pasear por sus jardines es algo obligado. Además la zona de alrededor del castillo se ha convertido en una reserva natural marina.

Pero no sólo reyes han sido atraídos por la magia de Trieste. También algunos de los escritores más famosos han encontrado en esta ciudad su fuente de inspiración. Es el caso de James Joyce, quien vivió en esta ciudad varios años y según dicen, se inspiró en algunos marineros de Trieste para su obra “Ulises”. A lo largo de la ciudad son muchos los cafés bohemios que eran frecuentados por escritores en busca de inspiración, como el Café San Marcos, el Café Tomaseo, el Café de los Espejos o el Café Torinese. Inspirados por los cafés venecianos, hoy todavía es posible visitarlos y disfrutarlos.

Y por si todo lo anterior fuera poco, también es justo decir que Trieste nos ha enseñado una de las puestas de sol más bonitas que hemos visto en la vida, con el Adriático de fondo y el ambiente del paseo.

Son varias las compañías que vuelan desde España a Trieste a bajo coste, una buena oportunidad de acercarse a conocer la zona. No es difícil encontrar ofertas de Ryanair para acercarse a conocer esta región. Otra opción económica podría ser Volotea (tienen vuelos a Venecia desde algunos puntos de España), y luego tras visitar Venecia, acercarse a Trieste, ya que no hay mucha distancia.

Además y para terminarte de convencer, te diré que Trieste fue definida por Lonely Planet como una de las diez ciudades más infravaloradas del mundo, en relación a todos los encantos que tiene por descubrir y la poca fama con la que cuenta en relación a otras ciudades del mismo país. Tras la experiencia nosotros lo tenemos claro, Trieste es una ciudad de visita obligada, pero tú… ¿Sigues pensando que Trieste de un sitio de paso o por el contrario de visita obligada?

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