Cuando el calor aprieta, y si tenemos tiempo en nuestra estancia en el país, puede ser una buena opción subir a la costa belga a darnos un buen chapuzón. La costa belga, cuenta apenas con 62 kilómetros, y aunque no tenga mucha extensión, si cuenta con innumerables pueblecitos  llenos de encanto

De Hann, con una población de poco mas de 11000 habitantes, se convierte en uno de los destinos de costa favoritos para la gente que decide veranear en Bélgica. Y es que nada mas bajar del tren, y simplemente viendo la estación, ya te das cuenta de que no estás en un sitio cualquiera.

En cuanto cruzas las vías y levantas la cabeza acabas embriagado del encanto que se respira en el ambiente. Un sitio donde todos los detalles están cuidados, donde la gente sonríe, donde se escuchan risas, donde se respira tranquilidad, y donde los edificios son capaces de interactuar entre ellos ayudando a crear una atmósfera que acaba atrapándote.

Al fondo del todo, la playa, el mar del Norte, con sus aguas frías y donde no cubre tan apenas nada y has de adentrarte bastante al agua para que te empiece a cubrir. Todo eso acompañado de su paseo marítimo con sus chiringuitos y restaurantes. Además, si nos gustan los paseos por la orilla de la playa, podremos acabar en unas dunas de arena fina, en las que muchos bañistas aprovechan para tumbarse e intentar coger algo de color, si es que el poco sol que suele haber te lo permite.

Como curiosidad os diré que Albert Einstein vivió aquí durante 6 meses, y creo que todos sabemos que precisamente él, no era tonto. 

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