Considerada una de las plazas más bonitas del mundo por algunos, esta plaza está considerada el corazón de Bruselas, en torno a la cual se desarrolló la ciudad. La plaza es si es una auténtica joya de una belleza impresionante, de suelo adoquinado y rodeada por las antiguas casas de las coorporaciones gremiales, el Ayuntamiento y la casa del rey (hoy en día un museo). En los bajos de los edificios gremiales se han asentado restaurantes con grandes terrazas donde tomar algo viendo la vida diaria de la palza. En la plaza, encontramos pequeños puestecillos de flores y de cuadros, lo que le da un toque un tanto bohemio. Tanto es así, que la Unesco la nombró patrimonio de la humanidad en 1998.

Pero aparte de la belleza de la plaza, lo que le da ese toque mágico es la historia que tiene. Antiguamente, en tiempos de la Inquisición, era aquí donde se quemaban a algunos mártires protestantes. Años mas tarde, se hicieron aquí ejecuciones públicas, decapitaciones, lo que era tomado como un gran acontecimiento social en la época.

En 1695 tras los bombardeos sufridos por la ciudad la plaza es destruida casi por completo. El Ayuntamiento fue de los pocos edificios que sobrevivieron, y la plaza tuvo que ser reconstruida casi por completo.

Entre los numerosos edificios que rodean  a la Grand Place, destaca la Maison du Roi, casa del rey, que hoy en día es sede del Museum van de Stad Brussel-Broodhuis, donde se puede ver la historia de la ciudad de Bruselas, y además en su tercer piso, hay una exposición permanente de los trajes del Manneken Pis, otro de los símbolos de la ciudad.

Otro de los edificios que llaman la atención es la Maison des Boulangers, o casa de los pasteleros,  adornada con un busco del rey español Carlos II, y en cuyos bajos se encuentra el bar más conocido de Bruselas, con el permiso de la archiconocida cerveceria Delirium, «Le Roi d’Espagne». A pesar de su nombre no se trata de un bar español. En su interior encontramos colgados de su techo varias figuras ahorcadas. Estas figuras representan a los españoles contra los que lucharon los belgas antiguamente.

Es muy recomendable tomarse algo en su terraza disfrutando del encanto y de la vida que la plaza nos ofrece, y entrar a ver su decoración interior. Eso si, los precios son bastante altos.

Otro edificio con historia es el que fue gremio de los carniceros, en cuyos bajos se encuentra otro de los restaurantes con más solera de Bélgica: «El cisne» (Le cygne). Antiguamente fue un cabaret y en él se sentaba Marx a escribir su famoso «Manifiesto comunista».

Y por supuesto, destaca su edificio principal, su hôtel de ville, el Ayuntamiento de la ciudad, precioso y con historia propia. Si os fijáis bien en las fotos donde aparece os daréis cuenta de que es asimétrico. La torre no se encuentra en el medio, la parte izquierda es mayor que la derecha (podéis contar el número de arcos a cada lado de la puerta). Además hay ventanas que se encuentran tapadas por adornos, las cuales no se pueden abrir ni tienen utilidad alguna. La leyenda dice que el arquitecto al ver el desastre que había hecho decidió suicidarse saltando desde lo alto de la torre.

En lo alto de casi todos los edificios de la Grand Place podemos ver esculturas las cuales están señalándose las unas a las otras. Esto responde a otra antigua leyenda. Se dice que el rey un día descubrió que su esposa le estaba engañando con uno de sus súbditos y decidió preguntarle a uno de ellos. Los súbditos se fueron acusando los unos a los otros y nunca se supo con quien fue. De ahí que las esculturas se señalen de una a otra y de edificio en edificio. Cuanto menos curioso.

Además cada dos años, Bruselas viste a su famosa plaza con una alfombra de flores, formando tapices de colores muy llamativos. Se realiza en el mes de Agosto y atrae a miles de turistas de todo el mundo.

Personalmente y tras haber vivido allí, para mi esta plaza es sin duda la más bonita del mundo, mi pequeño rincón exquisito.

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