Valdelavilla es un pequeño pueblo del norte de la provincia de Soria, fundafo en el siglo XVIII, y que a mediados de los años 60 y debido a los movimientos migratorios de la gente a la gran ciudad cayó en las manos de la despoblación y perdió el ambiente y la vida que un día tuvo. En vez de quedarse muerto y abandonado a su suerte, el pueblo ha sido reconvertido en un precioso complejo turístico rural en el que además de distintas actividades relacionadas con la naturaleza se celebran bodas.

Como no podía ser de otra forma, una boda de unos buenos amigos es lo que me llevó hasta allí, permitiéndome situar en el mapa a Valdelavilla y conocer algunos de los encantos que el pueblo atesora.

Situada en un pequeño valle al que se accede tras superar una carretera de curvas bastante cerradas, en Valdelavilla uno puede empaparse del sabor y el aroma de lo auténtico. Espacios naturales bien conservados y llenos de tranquilidad, poca gente por la zona debido en parte al bajo índice de población de los pueblos de los alrededores así como de la comarca, lo que unido al pequeño acceso a Valdelavilla uno se sienta aislado del mundo. Por supuesto, la cobertura es escasa en la zona, por lo que si uno busca un sitio donde relajarse éste es sin duda un buen lugar para ello.

El lugar presume también de su fauna y su peculiar flora, debida en gran parte por el microclima especial que se disfruta en el valle donde está situada Valdelavilla, pudiendo uno cruzarse con especies como buitres, águilas reales, corzos, jabalís o zorros por ejemplo.

El pueblo está formado por casas de piedra, antiguas y llenas de encanto, aunque es cierto es que muchas han sido reconstruidas por los efectos del paso del tiempo. Valdelavilla es realmente pequeño, con no más de tres o cuatro calles de pequeño tamaño. El resto, todo naturaleza, lleno de pequeñas laderas verdes, llenas de árboles y rodeadas de montañas. Todo un lujo.

Si estás interesado en Valdelavilla para bodas…

No estoy muy puesto en el tema, pero he de decirte que al menos, en la boda a la que yo asistí, se montaba un altar en la parte baja del pueblo, junto a un pequeño estanque, con una ceremonia sencilla en la que el alcalde oficia el acto. Con la cantidad de zonas verdes que tiene el pueblo, es muy sencillo montar un pequeño ágape con entrantes en los jardines del pueblo, y para la posterior comida/cena hay un comedor con barras en uno de los edificios del pueblo. La gran ventaja del complejo es que los asistentes a la boda pueden pasar la noche durmiendo en Valdelavilla. ¿Lo peor? Sin duda la carretera de acceso, llena de curvas bastante cerradas y en pendiente, aunque tampoco es una locura.

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