La verdad es que  visitar el castillo de Olite era uno de esos monumentos que teníamos ganas de visitar desde hacía mucho tiempo así que cuando decidimos escaparnos un fin de semana a Tudela no dudamos en aprovechar la ocasión para visitar el Castillo de Olite.

Bueno, digo castillo de Olite, pero para ser justos y sobre todo correctos, debería haber dicho Palacio Real de Olite, y es que este “castillo” no es un cualquiera. Estamos ante uno de los Palacios Reales más importantes del Norte de España.

Y es que del Castillo de Olite se dice que fue uno de los palacios más lujosos de Europa, o al menos así es como lo describe en su diario, conservado en el British Museum, un viajero alemán del siglo XV, y no es para menos ya que su majestuosa figura, los ricos labrados de sus capiteles y la amplitud de sus estancias nos hacen imaginar la importancia de esta localidad y de su palacio en la Edad Media.

Fue el rey Carlos III de Navarra y su esposa Leonor quienes decidieron comenzar la construcción de este palacio real a finales del siglo XIV, pero no partían de cero ya que en este lugar había una antigua fortaleza romana y una palacio al que se conoce como Palacio Viejo y que hoy alberga el Parador Nacional de Turismo “Príncipe de Viana”.

Este nuevo palacio fue construido en estilo gótico francés, siguiendo la moda del momento y el estilo arquitectónico que Carlos III, educado en Nantes conocía. Fueron los reyes de Navarra y su corte quienes se establecieron allí hasta 1512, cuando el Reino de Navarra se incorporó a la Corona de Castilla.

La verdad es que con la visita no podemos hacernos del todo una idea de cómo era la vida allí en la Edad Media. A lo que se ve habría que añadir todo el lujo, los tapices para aislar del frío, chimeneas humeantes, gentío de un lado a otro y un sinfín de elementos que darían vida al lugar. Aun así la visita es impresionante.

Desgraciadamente en 1813 el palacio fue incendiado en el contexto de la Guerra de la Independencia y para evitar que los franceses, en su retirada, se hicieran fuertes en el palacio. El fuego se llevó consigo gran parte de la decoración y el mobiliario, por lo que el aspecto actual no es el original pero sí que fue restaurado en 1937. Aunque si uno quiere hacerse una idea de cómo era la decoración del palacio, en la Cámara de los Yesos o Salón Mudéjar se ha conservado la decoración original.

Lo ideal para visitar el palacio es poderse unir a algún grupo de visita guiada, pero de no ser posible debido a la gran afluencia de público, no hay que dejar de ver por tu cuenta las diversas exposiciones sobre la vida en la corte de Carlos III “el Noble” y subir a las diferentes torres. La más impresionante es la torre del Homenaje pero hay más. Desde la Torre de los Cuatro Vientos, por ejemplo, los reyes solían seguir los torneos ya que es una de las que ofrece las mejores vistas.

El palacio abre todos los días de 10:00 a 19:00 y durante los fines de semana y en los meses de verano el horario se prolonga hasta las 20:00. El precio de la entrada es de 3.50€, 2€ reducida y el de la visita guiada es de 4.90€.

Olite está muy bien comunicada tanto por carretera como por ferrocarril ya que pasan trenes con bastante frecuencia por lo que es ideal para complementar una escapada a Pamplona y Tudela. Además no hay que perder la oportunidad de recorrer Olite, una localidad con mucho encanto y con coquetos rincones para trasladarse a la Edad Media.

Por cierto, que como no podía ser de otra manera, el Castillo de Olite fue seleccionado como uno de los 50 castillos de España para vivir un auténtico cuento de hadas. Y es que a la vista está, razones no le faltan.

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