Hoy en día cada vez son más los chefs de renombre que alaban las virtudes, los matices y los ingredientes de la cocina tailandesa. En las cartas de los grandes restaurantes a menudo podemos encontrar curris verdes, thai chili y muchos otros ingredientes característicos del país de sonrisa. Vamos, que la cocina tailandesa está de moda y como a nosotros eso de los sabores nuevos y los fogones siempre nos ha gustado, no podíamos dejar pasar la oportunidad de dedicar una tarde de nuestro viaje a Tailandia para hacer un curso de cocina tailandesa.

La ciudad elegida para hacerlo fue Chiang Mai, donde la oferta de este tipo de actividades de un día entero o medio día suele ser bastante amplia. No llevábamos nada reservado así que preguntamos en nuestro alojamiento y reservamos desde allí nuestro curso de cocina tailandesa y la verdad es que fue todo un acierto. El día acordado vino a buscarnos un tuk tuk que nos llevaría directamente desde nuestro alojamiento hasta la escuela, donde junto a otras parejas, que hacíamos un total de diez personas, aprenderíamos a hacer los platos más típicos de la gastronomía tailandesa. Y por si eso fuera poco, encima los degustaríamos.

La escuela se llama Thai Akha Kitchen y se encuentra en la ciudad antigua de Chiang Mai. Su dueña, como la gran mayoría de la población de Tailandia no es thai sino que pertenece a una de las distintas tribus que quedaron unificadas bajo el reino de Tailandia, la tribu Akha, originaria de las montañas del norte del país. Esa es la razón por la que aprovecha para enseñar a sus alumnos algunos de los platos de su gastronomía propia.

A lo largo de la tarde hicimos tres platos akha: Sapi thong, una salsa a base de tomates e ingredientes frescos para dipear, ensalada akha y buak-hak-tong, un postre de calabaza y leche de coco que se toma tibio y que estaba buenísimo.

Además de eso aprendimos a elaborar los platos más típicos de la gastronomía tailandesa: ensalada de papaya, con los tradicionales morteros tailandeses, rollito de primavera, pad thai, una sopa a elegir, nosotros escogimos thom kho gai y tom yan koong, y un curry a elegir entre verde, rojo, massaman y panang. El postre, como no podía ser de otra forma fue el famoso mango sticky rice, uno de los postres más deliciosos que hemos probado jamás.

Terminamos la velada degustando en una sala nuestras elaboraciones y nos obsequiaron con un paquetito de especias para elaborar pasta de curry y un recetario para poder repetir en casa todas las elaboraciones que habíamos tenido la oportunidad de elaborar anteriormente.

Como ya os hemos comentado, reservamos el curso a través de nuestro alojamiento. En esta escuela en concreto había dos modalidades, una de ellas es la que el curso se realizaba por la  mañana y que incluía la visita a un mercado local para adquirir los alimentos que luego se cocinarían y que costaba 1000 THB y otra, que es la que nosotros hicimos al no tener plaza en la de por la mañana, y que en horario de tardes vale 900 THB, pero que por cortesía de nuestra amable Pat, la dueña del alojamiento donde nos hospedamos, se nos quedó en 800 THB por persona. El curso en horario de tardes es 100 THB más barato por la sencilla razón de que no incluye la visita al mercado y es sólo las clases (los productos que cocinan por la tarde ya quedan comprados en la visita al mercado de por la mañana).

La experiencia es, sin duda, súper recomendable, sobre todo si os gusta la cocina o si queréis conocer más a fondo los secretos de la gastronomía tailandesa, una cocina rica en platos e ingredientes y que cada día se está poniendo más de moda.