La belleza de los paisajes del norte de España no es ninguna novedad, por eso, no hay guía que se preste en la que no aparezcan varios de estas pequeñas localidades llenas de encanto las cuales se encuentran entre las más bonitas del país.

Una de esas localidades es Cudillero, un pequeño pueblo pesquero situado a las orillas del Cantábrico que en el pasado sirvió como refugio y guarida de piratas y que cada año deja con la boca abierta a miles de turistas y curiosos que se acercan a conocerlo.

Enclavado en la costa, al oeste de localidades como Gijón o Avilés, cuenta con poco más de cinco mil habitantes. Históricamente estuvo unido a la localidad de Pravia, aunque existen distintos restos de diversos asentamientos romanos por la zona.

Ya en la Edad Media la economía de estos municipios estaba fuertemente ligada a la actividad pesquera, algo que convirtió ya en la Edad Moderna a Cudillero en uno de los principales centros pesqueros de Asturias. Por eso, no es de extrañar entonces que sus habitantes reciban el gentilicio de pixuetos, o bien derivado de pix, que significa “pez” o de pixin, como se conoce al rape, un pez muy abundante en esta zona.

El encanto de Cudillero es mejor descubrirlo a medida que se va caminando y subiendo hasta lo alto de los miradores que se distribuyen a lo largo y ancho de la ladera sobre la que se asienta el pueblo. Y es que una de las cosas que más llama la atención es la disposición de los edificios sobre la ladera natural que desciende lentamente hacia el mar como si se tratara del graderío un teatro griego. Perderse por sus callejuelas empedradas, sus calles con escaleras pobladas por gatos y hortensias por doquier para ir en busca de una foto que supere en belleza a la anterior se convierte en toda una delicia.

La plaza que comunica con el puerto es uno de los lugares más concurridos de Cudillero y además de la bonita panorámica que se obtiene de las casitas de colores una sobre otra apoyadas en la ladera, hay multitud de terrazas y restaurantes para disfrutar de los manjares de la buena mesa asturiana y, por si fuera poco, a precios muy razonables.

A escasos metros de la plaza, la iglesia de San Pedro, construida en el siglo XVI con el apoyo económico de los habitantes de la localidad, o el antiguo Ayuntamiento son dos de las visitas que podemos realizar.

En los alrededores de Cudillero también se puede visitar la Quinta de Selgas, un palacio del siglo XIX que además de impresionantes jardines cuenta con importantes obras de arte en su interior como pinturas de artistas de la talla de Goya, el Greco, Luis de Morales o Vicente Carducho.

La verdad es que Cudillero es un gran descubrimiento. Si se le hubiera que reprochar algo sería sólo una cosa. Y es que, como muchas localidades de la franja cantábrica es difícilmente accesible en transporte público, por lo que disponer de coche para llegar hasta aquí se hace casi indispensable. Pero vayas como vayas, pero desde luego Cudillero merece mucho la pena.

Editado: Nos comunican que es posible llegar a Cudillero en autobús desde varios puntos de Asturias. No imagino el autobús bajando las calles estrechas del pueblo, pero, o deja en la parte alta, o bajar, baja. Así que si, no es tan indispensable el coche como nosotros pensábamos!!

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