No descubro nada si os digo que Francia está repleta de pequeños lugares de gran belleza, pequeños pueblos y ciudades llenos de rincones preciosos. Hace poco tuve la ocasión de perderme por uno de estos rincones, la pequeña Annecy, una localidad de poco más de 50.000 habitantes de la que no me hubiese marchado jamás.

Reconocida como uno de los lugares más bonitos de Francia, es una de las muchas joyas que podemos encontrar por la zona de Rhone-Alps. A medio camino entre las ciudades de Ginebra y Chambèry, tenía claro que Annecy era una de las paradas obligatorias de este viaje. Y no solo por la belleza del lugar, que también, sino por la importancia que la ciudad ha tenido a lo largo de la historia, y es que la ciudad incluso llego a ser capital de la casa de los condes de Ginebra, así como sede del obispado de Ginebra.

Hay muchos rincones preciosos en esta ciudad de cuento de hadas, pero en especial hay tres que brillan con luz propia. El primero, el palacio de l’Isle, una vieja prisión del siglo XII situada en el medio de uno de los canales de la ciudad y que se ha convertido en la imagen de Annecy. Tan bonita es la escena, que se dice que es el segundo lugar más fotografiado de todo Francia, por delante de grandes joyas arquitectónicas como el monte Saint Michel o la catedral de Notre Dame y solo superado por la famosísima torre Eiffel.

El segundo es el castillo de Annecy, en la parte alta de la ciudad, y que fue residencia en su día de los condes de Ginebra y de los duques de Genevois. Hoy, este castillo del siglo XII hace las funciones de museo de la ciudad y nos ofrece una bonita panorámica de Annecy.

En una de sus torres se encuentra además el observatorio regional de los lagos alpinos en el que además de restos de viejas embarcaciones y utensilios de la vida de los lugareños alrededor del lago, podemos encontrar distintos tanques con especies de peces que habitan en sus aguas.

El tercer rincón con luz propia es como no podía ser de otra forma, el lago. El lago glacial de Annecy es el segundo lago en tamaño de toda Francia y tiene el privilegio de estar considerado como uno de los lagos con las aguas más limpias del mundo.

Muchas son las empresas que ofrecen un paseo en barco por las aguas de este lago, una excursión obligatoria si se visita Annecy, pues el entorno y las vistas tanto de las montañas como del propio Annecy que se obtienen desde el lago son impresionantes.

Merece mucho la pena hacer al menos una noche en la ciudad. En nuestro caso dormimos en el Hotel Mercure Annecy Centre, bien de precio y sobre todo muy bien ubicado, perfecto para salir a pasear ya de noche por el viejo Annecy, una vez que los turistas de día ya se han marchado y tienes la ciudad  y sus rincones iluminados solo para ti. El paseo nocturno por Annecy es otro de los privilegios de esta ciudad, un paseo difícil de olvidar y en el que se disfruta cada paso que se da.

Una buena fecha para acercarse a Annecy es con la llegada del buen tiempo. Si decides por un casual ir en el mes de Junio puedes hacer coincidir tu escapada con el festival de cine de animación que se celebra todos los años en esta ciudad y que ya es una de las citas culturales más esperadas de Annecy.

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