Resulta curioso como en las grandes ciudades aparecen rincones que parecen ser islotes de tranquilidad dentro de un agitado mar de bullicio, gente y prisas. St Katharine Docks es uno de esos lugares mágicos que tiene Londres entre tanto devenir de gente, un rincón con un encanto especial, y un magnetismo que atrae de manera inevitable.

Y lo más curioso de todo, es que está en el mismo centro, a sólo unos pasos de Tower bridge, pero sigue teniendo ese encanto que da el saber pasar inadvertido para algunos pocos y el saber esconderse bien para la mayoría.

Los muelles de Santa Catalina fueron uno de los viejos muelles que se usaban en el Londres de época para la carga y descarga de mercancías. Están levantados en una zona en la que antiguamente había una iglesia y un viajo hospital, el Santa Catalina, y del cual toma su nombre. Inaugurado en 1928 tuvo mucha actividad comercial durante años, hasta que el aumento del tamaño de los barcos hizo imposible que éstos pudieran entrar en este pequeño mueble, condenando a esta zona al más absoluto olvido. Tampoco ayudaron los bombardeos que se lanzaron sobre la zona de St Katharine Docks durante la Segunda Guerra Mundial, dejaron a los muelles bastante dañados.

Pero todo esto es agua pasada. Los muelles fueron rehabilitados a principios de los años 70 y también en la década de los 90 de tal manera, que hoy en día St. Katharine Docks se ha convertido en una zona de ocio. Tanto, que incluso he llegado a verla definida como «un muelle pijo para barcos con solera». Y en el fondo razón no le falta, pues en su puerto amarran pequeñas embarcaciones de recreo y yates de particulares los cuales entran por una vieja esclusa que hoy en día sigue funcionando.

La zona, se ha convertido en un centro residencial de cierto nivel dentro de la ciudad, con apartamentos de alto standing rodeados de pequeñas tiendas y restaurantes llenos de encanto en los que poder tomarte un lunch en alguna de sus terrazas.

Entre los pubs y restaurantes, hay uno en especial que destaca sobre los demás. Se trata del Pub Dickens Inn, a un lado del muelle. Se trata de un viejo caserón del siglo XVIII decorado con multitud de jardineras y plantas en sus balcones.

Así que ya sabes, si estás visitando Tower bridge, no olvides visitar estos viejos muelles y disfrutar del ambiente relajado que la zona ofrece.

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