Nuestro último día en Granada era en realidad una mañana, ya que nos esperaba un largo viaje de regreso a Zaragoza. Así que nos armamos de valor y madrugamos para rematar la Granada Card con la visita al Parque de las Ciencias.

Eso sí, antes de eso, aprovechamos para visitar El Bañuelo, posiblemente se traten de los baños árabes más importantes y completos de época Andalusí de España, y cuyas salas se encuentran mejor conservadas. Se encuentran en la Carrera del Darro y han sido declarados bien de interés cultural. Además, su acceso es gratuito, al menos por las mañanas.

Situados en el Albaicín, enfrente del puente del Cadí, estos baños del siglo XI son también conocidos como los baños del Nogal. Llama la atención la estrella de ocho puntas adornando sus techos, también conocida como la estrella Salomón o la estrella de Adderramán I, quien fue el primer califa de Al-Andalus.

Después de esta breve pero indispensable visita cogimos el autobús, la línea número 1, que nos llevaría directos al Parque de las Ciencias; un museo muy diferente a los que estamos acostumbrados, en el que todo se puede tocar y experimentar. Estamos hablando de 70.000 metros cuadrados de museo interactivo, con una de las ofertas de ocio cultural y científico más variadas de Europa.

El recinto se compone de varios edificios con exposiciones, tanto permanentes como temporales, sobre distintos aspectos relacionados con la ciencia, la historia y la naturaleza. En el momento de nuestra visita se encontraba una sobre alimentación y cuerpo humano de lo más interesante.

También tiene una torre-mirador desde la que se ven unas vistas increíbles de la ciudad y desde la que en días despejados se ve perfectamente la sierra con el Mulhacén.

Visitamos algunas exposiciones, el mariposario y la torre, pero por desgracia, el tener que marcharnos a la estación no nos permitió poder quedarnos al taller de rapaces en vuelo, una actividad que pintaba muy interesante. Aun así de lo poco que vimos,el mariposario nos pareció digno de ver. Espectacular la ambientación del recinto y como se recrea el hábitat de estos insectos, quienes por cierto, viven en libertad dentro del recinto.

La entrada al parque cuesta 6,50 euros, pero como decíamos antes, con la Granada Card está incluída. Aunque eso si, para poder visitar el planetario hay que sacar un ticket a parte.

Con esto terminaba nuestro fin de semana por Granada, breve pero intenso y sobre todo bien aprovechado, aunque es cierto que se nos quedó alguna cosilla en el tintero, por lo que no vemos el momento para volver y seguir disfrutando de esta mágica ciudad.

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