Dicen que no puedes irte de Dubrovnik sin dar un paseo por lo alto de su muralla alrededor de la ciudad vieja, y también que en ese paseo, cuanto menos gente te encuentres, mucho mejor. Por este motivo, y también por evitar el calor sofocante que hace en las horas centrales del día en los meses de verano, tocó madrugar para subir y disfrutar de las vistas y del paseo desde la muralla.

Cierto es que subir a la muralla no es barato, sobre todo si viajes con un presupuesto ajustado, aunque el paseo y las vistas merezcan la pena tanto como estas. Por suerte, con la Dubrovnik Card la subida a la muralla está incluida, y no duele tanto o al menos se notan menos los cerca de diez euros de entrada que cobran por subir a ella.

A la muralla puedes acceder por distintos puntos de la ciudad y realmente da igual por donde empieces. En nuestro caso empezamos (y acabamos) en la puerta de Pile, la principal puerta de acceso a de la ciudad vieja.

El recorrido por la muralla es de sólo 2 km, pero te aseguro que las casi dos horas no te las quitará nadie. El motivo, como siempre, es el paisaje, increíble mires donde mires. Callejuelas empedradas, edificios de mármol blanco y esos tejados rojizos tan característicos hacen que no puedas dejar de disparar con la cámara. Por si eso fuera poco, al fondo, a un lado te espera el mar y el islote Lokrum, la isla vecina de la ciudad, y al otro lado, la montaña.

Además durante el recorrido, te encontrarás con tres de las cinco fortalezas que tiene Dubrovnik, las cuales están anexionadas a la muralla formando parte de ellas. Son las fortalezas de Minčeta, Bokar y San Juan.

Personalmente, las antiguas murallas defensivas de la ciudad nos parecen el mejor sitio desde el cual sacar fotografías de la ciudad, mucho más interesantes que desde el museo de la guerra en lo alto de la montaña, un buen sitio por cierto, desde el cual sacar la típica foto de las postales, del islote y la ciudad vieja.

Mucha gente comenta lo tedioso que llega a ser hacer la visita de la muralla con gente. Son muchos los cruceros que paran en el puerto de la ciudad durante unas horas para que sus pasajeros visiten la ciudad. Lo mejor para evitarlos es madrugar. Las murallas abren a las ocho de la mañana y a esa hora, puedo asegurar que es un gustazo andar por ellas. Otra opción muy buena es hacerlo a última hora de la tarde, cuando los cruceros ya se han marchado, y disfrutar desde allí de los bonitos atardeceres de Dubrovnik, otro de sus tesoros.

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