Últimamente nos estamos aficionando al tema de las catas de vinos, así que procuramos, siempre que se puede, acercarnos a alguna bodega a disfrutar de una cata. Es una forma más de conocer la cultura a la nos acercamos aunque desde otro punto de vista, a través del vino. Y es que los caldos y el desarrollo de las bodegas están muy ligados a la propia historia del país, a su pasado romano, su cercanía a la cultura mediterránea, y las empresas vitivinícolas pueden ser una gran fuente de desarrollo económico a lo largo de la  historia.

En este caso, unas de las bodegas que visitamos durante nuestro viaje a los Balcanes fueron las bodegas Vinag, en la ciudad de Maribor. Y es que Eslovenia comparte con nosotros más de lo que pensamos siendo el vino uno de los productos estrella en su gastronomía. Sus viñedos se encuentran en Estiria, la región vitivinícola más grande de Eslovenia, en el Noreste del país.

Las bodegas Vinag se encuentran en el centro de Maribor, en la plaza Svobode. Es la bodega más antigua de la ciudad, fundada en la primera mitad del silgo XIX, y la quinta más grande de Europa, con unos 20.000 metros cuadrados y capacidad para unos 6 millones de litros de vino.

La característica que la hace única es el hecho de estar construida bajo la propia ciudad, y es que sus laberínticas calles son un recuerdo de las que se encuentran sobre ella, conectando varios edificios. A lo largo de los infinitos kilómetros de galerías se mezclan los antiguos barriles de roble con los modernos tanques de acero utilizados para la fermentación.

Su verdadero desarrollo tuvo lugar en dos momentos, en primer lugar, con la construcción del ferrocarril entre Viena y Trieste, que mejoró las comunicaciones en el interior del país, y, posteriormente tras la Segunda Guerra Mundial, cuando comienza a modernizarse. Además como la mayoría de las bodegas cuenta con un gran archivo y una colección de botellas, cuyo número asciende a más de 250.000.

La visita guiada es en inglés, y tras ella existe la opción de realizar una cata de vinos. Probamos seis variedades distintas, pero nos quedamos, sin duda con el Traminec, un vino blanco seco, denominación de origen y con un sabor bastante característico.

Sin duda que la experiencia fue de lo más agradable y además gracias a esta visita pudimos conocer un poco más sobre la cultura y la historia del vino en Eslovenia.

-Sigue todas las novedades del blog y no te pierdas nada siguiéndonos por nuestros canales de Facebook, Twitter, Instagram y Youtube. Así nos ayudas a crecer. Gracias.