Uno de los puntos fuertes durante la ruta que hicimos por Namibia, fueron los dos días que pasamos en Erindi, una reserva privada muy conocida y que está considerada como la mejor reserva privada de Namibia.

Podría decirse que Erindi es una reserva de lujo. Igual suena a que esto es demasiada afirmación, pero lo cierto es que las instalaciones de la reserva privada de Erindi son de una calidad superlativa. Habitaciones amplias al estilo parcelas individuales, con comodísimas camas envueltas en mosquitera, zona de vestidor, y un baño inmenso donde no falta el más mínimo detalle. Una habitación de hotel de alta gama en un entorno salvaje de lo más auténtico y con grandes vistas. Simplemente basta con salir a tu terraza para ver a pocos metros de ti antílopes, facoceros, jirafas o con suerte algún que otro elefante.

Cierto es que tras conocer Etosha, el gigantesco parque nacional de Namibia, uno puede pensar que Erindi se queda algo pequeño a pesar de la montonada de hectáreas que tiene, pero lo cierto es que personalmente Erindi resultó ser el complemento ideal a Etosha, ya que fue en Erindi donde tuvimos la oportunidad de ver algunos animales que en Etosha se nos habían resistido, como el elefante o el tan codiciado cheetah.

Uno de los platos fuertes que tiene Erindi es el hecho de poder hacer safaris practicamente de forma continuada. Se hacen salidas con guía tanto por las mañanas como por las tardes de unas 4 horas de duración. La gran mayoría de guías que te acompañan, además de conocerse el terreno al dedillo, suelen ser de la tribu de los Bosquimanos, históricamente grandes rastreadores, y eso es algo que aplican a la perfección durante los safaris, metiéndose entre la maleza y siguiendo las huellas y rastros que van viendo hasta dar con los animales. Así es como por ejemplo dimos con una manada de leones, tras seguir sus huellas y las marcas que habían dejado por la vegetación. Sin duda una aventura alucinante.

Pero para aventura alucinante la que tuvimos buscando el famoso guepardo (cheetah). Escurridizo como el que más y con una piel perfecta para el camuflaje no es nada fácil dar con ellos. En Erindi se ofrece una excursión a pie para dar con ellos, y la cosa tiene su miga, aunque el hecho de que les hayan colocado un chip para tenerlos controlados (solo hay 17 en toda la reserva) le quita algo de gracia.

Con una especie de antena que lleva el guía puede saber más o menos en qué dirección está y a qué distancia, y una vez dejado el coche a unos cuanto metros se va andando por la sabana hacia él, siguiendo sus huellas y su rastro por las plantas y árboles de la sabana, no sin antes haber recibido algunas instrucciones de seguridad, ya que durante el trayecto a pie no se puede hablar y sólo nos podemos comunicar mediante gestos, y no solo debemos preocuparnos de no perder de vista al guepardo, sino que hay que contar con el resto de animales, pues mientras cruzas a pie la sabana, es fácil cruzarse con otros animales y no olvidemos que en Erindi además de guepardos, tenemos leones, rinocerontes o elefantes por ejemplo que en un momento dado pueden meternos en un problema. El guía va armado por supuesto, por lo que pueda pasar, aunque llegado el caso extremo de que tuvieran que disparar, el primer disparo lo dan al aire para ahuyentar a las fieras.

Erindi cuenta además con unas instalaciones excepcionales donde pasar tu tiempo libre, y no solo me refiero a la piscina que tiene el complejo. La zona del restaurante, donde por cierto, tanto los desayunos como las comidas y cenas son de buffet libre) es el sitio donde todas las tardes invitan a tartas de distintos sabores a los huéspedes junto con café.

Por cierto que desde la terraza del restaurante se disfrutan una de las vistas más bonitas que tiene la reserva: la del río lleno de cocodrilos e hipopótamos. Un lugar con vistas único que ofrece los mejores atardeceres y amaneceres de toda la reserva. Sin duda, inolvidables.

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