Sajazarra fue sin duda alguna uno de los grandes descubrimientos en mi último viaje a la Rioja. Un pueblecito pequeño, rural, lleno de naturaleza y con un patrimonio artístico y cultural envidiable. Se dice que las buenas fragancias vienen siempre en frasco pequeño y eso mismo pasa con Sajazarra, quien pese a lo reducido de su tamaño, posee razones de sobra para ser considerado como uno de los pueblos con más encanto de toda la Rioja, siendo un lugar perfecto para conocer durante una escapada rural.

Perteneciente a la comarca de Haro, este pequeño municipio lleno de encanto se sitúa en la confluencia de los ríos Aguanal y Ea. Lo que más llama la atención de Sajazarra, es que todo el pueblo es en si mismo un conjunto histórico-artístico, el cual se encuentra fortificado y tiene varios arcos apuntados en sus muros.

Destaca sobre todo lo demás su imponente castillo del siglo XIV, que a pesar de haber sido destruido a lo largo de los años, se encuentra hoy totalmente reparado siendo uno de los castillos mejor rehabilitados de toda la Rioja.

El castillo de Sajazarra está situado en la parte central del pueblo. Hecho en su mayor parte de piedra data del siglo XV, y ante sus ojos se han librado duros enfrentamientos entre los reinos de Navarra y de Castilla. Posee planta rectangular destacando sobre todo la torre del homenaje. Como la mayoría de castillos de la época, fue construido para servir como fortaleza defensiva.

El castillo de Sajazarra pertenece a Alfonso Libanos Pérez, su propietario actual, quien durante todos estos años se ha encargado de la restauración de las partes más afectadas del castillo, consiguiendo que hy se encuentre en un óptimo estado, y consiguiendo que el castillo de Sajazarra sea considerado una de las maravillas artísticas de la Rioja.

A tan solo unos pocos metros del castillo se encuentra la iglesia de Santa María de la Asunción, otra de las joyas con las que cuenta Sajazarra. Construída en piedra de sillería y manpostería, consta de tres naves y se encuentra adosada por su parte norte a la muralla, y aunque su origen es románico, hoy presenta una mezcla de estilos de varias épocas.

Empezó a construirse en 1171, cuando Alfonso VIII de Castilla fundó aquí el monasterio cisterciense de Santa María de Sajazarra. Vale la pena darse un paseo por su interior para contemplar la imagen que guarda de la Virgen de Antigua, su pila bautismal de estilo románico o su bonito retablo renacentista.

Pero es que además Sajazarra cuenta con un entorno perfecto en el que perderse. Casas pequeñas de piedra, de esas llenas de encanto, y unos alrededores en los que perderse paseando disfrutando de la naturaleza del lugar.

-Sigue todas las novedades del blog y no te pierdas nada siguiéndonos por nuestros canales de Facebook, Twitter, Instagram y Youtube. Así nos ayudas a crecer. Gracias.