En toda ciudad hay un rincón verde que parece ajeno a todo lo demás, un lugar donde animales y personas conviven tranquilamente fuera del caos y las prisas del día a día. Oporto, pese a la tranquilidad que despierta la desembocadura del Duero, tiene su propio rincón mágico en el centro de la ciudad. Se trata de los jardines del Palacio de Cristal, unos jardines llenos de plantas y animales donde la gente va a pasear y a relajarse y desde donde se obtienen unas vistas increíbles de la ciudad.

El edificio del que toman el nombre estos jardines es el palacio de cristal, una construcción que recibió ese nombre al querer imitar al Palacio de Cristal de Hyde Park en Londres. Fue construido en 1861 con la idea de albergar en su interior distintas ferias y eventos. De hecho en 1865, se hizo en él la Exposición Internacional.

Con el paso de los años el palacio se fue envejeciendo hasta que fue derribado en 1951. En su lugar se construyó el edificio que se puede ver en la actualidad, el pabellón Rosa Mota, llamado así en honor a una corredora de maratones portuguesa que fue medallista olímpica en Seúl en 1988, aunque lo cierto es que todo el mundo lo sigue llamando «el palacio de cristal», aunque precisamente cristales sea lo que menos haya.

El pabellón tiene capacidad para 5000 personas y en su interior, además de diversas competiciones deportivas, se siguen celebrando distintas ferias y eventos a lo largo del año. Por cierto, que cuenta con un restaurante donde poder comer aunque el pabellón esté cerrado.

Pero más que el palacio, lo que realmente hace curiosa la visita son sus jardines. Llama la atención el estanque central y el resto de animales que campan a sus anchas por los jardines, especialmente pavos reales y patos, algunos con unos colores verdaderamente alucinantes.

Además de animales, los jardines cuentan con varias zonas temáticas, como el jardín de las plantas aromáticas, el jardín de las plantas medicinales, el de los sentimientos, el de las rosas o el bosque, lo que te permite conocer una gran variedad de plantas. Para moverte entre estos jardines, nada mejor que seguir los caminos marcados los cuales además de llevarte a los distintos jardines te permitirán conocer distintos miradores desde los que se obtener unas vistas maravillosas del Duero.

Quizás se haga un poco pesada la subida hasta estos jardines, pero sin duda alguna ya solo por las vistas el esfuerzo habrá valido la pena. Además la entrada en ellos es gratuita, aunque eso sí, hay que fijarse en sus horarios de apertura y cierre.

Si buscas más planes para Oporto, echa un vistazo a este post titulado 45 cosas que ver y que hacer en Oporto, seguro que te servirá.

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