Que se estropee el autobús en el que viajas en medio de la nada puede ser una putada o una bendición si el lugar donde lo hace resulta ser la bahía de Kotor, una de las joyas naturales más impresionantes de Montenegro y, por qué no decirlo, también de los Balcanes.

Las bocas de Kotor, como también son conocidas, resultan ser el cañón sumergido del antiguo río Bokelj, y se ha ganado por su belleza el sobrenombre del «fiordo más meridional de Europa.»

La bahía se puede recorrer por carretera, la cual va pegada a ella bordeando la costa o, se puede coger un transbordador que atraviesa la misma de lado a lado. Sin duda la primera opción, aunque más larga, es la más recomendable, ya que además de unas vistas increíbles y de descubrir pequeñas calas de piedras donde probar ese agua casi transparente, atravesarás localidades llenas de encanto como Tivat, Perast, Risan o Kotor, localidad ésta última de la que la bahía toma nombre.

Por cierto que en su interior podremos encontrar dos islas. Una de ellas es la de San Jorge, una pequeña isla con un monasterio benedictino del siglo XII en su interior. La otra, es la isla de Nuestra señora de las rocas, una isla artificial, construida según dicen con los restos de los barcos naufragados en la bahía.

Con este panorama, no queda otra que abrir bien los ojos, sacar la cámara y disfrutar del paisaje.

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