Aprovechamos el hecho de que Cecilia Giménez, la autora del Ecce Homo está de actualidad para mostrar la visita a tan famosa ¿obra de arte?. Cecilia salta nuevamente a la palestra tras haber sido elegida por la revista Vanity Fair como la mujer española más famosa del mundo.

Y es que el Ecce Homo sigue teniendo tirón. Si no que se lo digan a su autora quien a sus 81 años ha sido elegida para dar las campanadas de fin de año en el canal de televisión Neox. Y no solo ella ha sido este tiempo la única beneficiada con todo este revuelo. Borja, un pequeño municipio zaragozano de cinco mil habitantes, nunca había recibido tal cantidad de visitantes. Este año han sido muchas las de personas que han asistido a la procesión de la virgen y se han dejado caer por el pueblo. Cifras nunca antes vistas por allí. Incluso en su día Ryanair utilizó este cuadro como reclamo en sus vuelos. Con todas estas razones más la poca distancia que separa Borja de Zaragoza (unos 60 km), no es de extrañar que al final sucumbiéramos a la tentación y nos acercáramos también a conocerlo.

El famoso Ecce Homo se encuentra en el Santuario de Nuestra Señora de la Misericordia, edificio del siglo XVI a las afueras de Borja. Al principio, la entrada era gratuita, pero con la llegada de los numerosos curiosos que se acercaban a conocer «el estropicio», se decidió cobrar una entrada simbólica de un euro a modo de donativo. No llama la atención el edificio, y la decoración interior del mismo es muy escasa. La capilla es la típica capilla de pueblo, que no dispone de cosas de gran valor. Hasta que apareció tan pintoresca obra…

El Ecce Homo está dentro de la capilla cubierto por una lámina de cristal para que no se estropee. Es curioso observar como se protege esta pintura y no se hace lo propio con otra del mismo estilo que hay a un metro escaso. Queda claro cual es la joya de la corona.

A la salida del santuario decidimos acercarnos a conocer el pueblo de Borja y dar una vuelta por sus calles. Borja está rodeado por una vieja muralla de la época islámica y todavía conserva alguna de las puertas de acceso a la localidad. Una vez en el interior destaca la plaza del mercado con sus arcos adintelados y en la que se puede ver el palacio Angulo del siglo XVI, aunque para plaza bonita, la del Ayuntamiento, edificio también del siglo XVI, y sobre la que se extienden las terrazas de las cafeterías dándole un bonito ambiente.

No nos fuimos de Borja son conocer la Colegiata de Santa María, edificada entre los siglos XII y XV, aunque posteriormente ha sido restaurada varias veces, ni sin acercarnos a alguna de sus bodegas, pues estamos en pleno campo de Borja y los vinos de la zona son realmente buenos.

Es curioso como un error humano en una restauración se convierte en reclamo turístico a nivel internacional. También sorprende la facilidad de los españoles para reírnos de todo y para montar un negocio alrededor de cualquier cosa. Y no nos referimos solamente a cobrar entrada en un lugar donde nunca se ha cobrado, sino a la cantidad de tartas, camisetas, calendarios, mecheros y demás objetos que se han vendido aprovechando el tirón del cuadro.

El pueblo de Borja debe estar agradecido a Cecilia y a su cuadro, pues ha reactivado y de qué manera el turismo de la zona. Si yo fuera el párroco del iglesia, le dejaría  a esta señora restaurar un cuadro distinto cada año…

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