Viajar a Ámsterdam y no entrar a un coffeeshop es como ir a Roma y no ver el coliseo o estar en París sin ver la torre Eiffel, es decir, algo imperdonable.

Pero sin duda alguna, los coffeeshops son una de las mayores atracciones turísticas que ofrece Ámsterdam, y bien es cierto que aunque no se comulgue con ellas, es casi obligatorio entrar al menos a uno y conocerlos mas a fondo.

Desde 1961, estas cafeterías tan especiales, han ido creciendo en número llegando a ser casi 300 repartidos por toda la ciudad, si bien es cierto que aumentan su número en los canales cercanos al distrito rojo, y para poder acceder a ellos, es imprescindible ser mayor de 18 años. Esto está muy controlado con revisiones periódicas, por lo que hay que presentar siempre el carnet de identidad para acceder a ellos.                                            

Una vez en el interior del local, la chica del mostrador nos facilitó una carta con los distintos tipos de marihuana y precios. Nos explicó que se podía adquirir por gramos o también ya preparados. Decidimos adquirir una pequeña cajita donde venían 5 por el precio de 13 euros.

Pedimos también unas infusiones. La verdad que la experiencia resultó demasiado para mí. Una y no más, Santo Tomás. Acabaron sobrando los canutos por todos lados. Los coffeeshops están autorizados para tener almacenado hasta medio kilo de cannabis, y pueden vender hasta 5 gramos por persona. En cambio, en muchos coffeeshops no venden alcohol, ya que no suelen tener licencia para ellos. (En algunos otros si que te sirven)

El primer coffeeshop de Amsterdam es el del bulldog , famosísimo, y uno de los mas concurridos por los turistas, situado en el distrito rojo de la ciudad. Otro de los más famosos es el «Dampkring», que destaca por su decoración muy llamativa y que si que vende alcohol. Además, este coffeshop ha ganado varias veces la Cannabis Cup (una distinción que premia anualmente a los mejores coffeeshops de la ciudad y a sus distintas variedades de cannabis). También estuvimos en el coffeeshop «Green House» uno de los mejores de la ciudad y que ha ganado esta competición varios años. La verdad que a parte de las variedades que tenga, el coffeshop está muy bien montado, con mesas con ordenadores portátiles y grandes sofás.

Aunque la mayoría de la gente fuma por la calle, la verdad es que está prohibido el consumo de cannabis fuera de los coffeeshops o de sus terrazas, siendo muy común ver a la policía multar a los turistas despistados.

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