En pleno centro de Roma, en la zona conocida como antiguo Campo de Marte, se encuentra Largo Di Torre Argentina, un conjunto de ruinas romanas formadas por cuatro antiguos templos y los restos del viejo teatro de Pompeyo que hoy son parte del más famoso santuario de gatos de Roma.

El lugar, está cargado de historia. Y no solo por los restos de los viejos templos romanos y del teatro de Pompeyo, sino porque además, Lardo Di Torre Argentina tiene el dudoso honor de ser el lugar exacto en el que el general Julio César fue asesinado en el año 44 a.C a manos de los conspiradores.

La historia del santuario de los gatos de Roma comenzó en 1929, cuando tras unas excavaciones en la zona, algunos de los muchos gatos callejeros de Roma eligieron este lugar para protegerse de la dura vida en las calles de Roma. Allí y durante más de 60 años eran alimentados por unas señoras diariamente, a las que se les conocía coloquialmente con el nombre de gattare (las señoras de los gatos). No fue hasta finales del siglo XX cuando el santuario de gatos de Roma realmente evolucionó. Con la llegada de las asociaciones a favor de los animales, el santuario de gatos de Roma empezó a recibir cierto apoyo.

Hoy, son cientos de gatos callejeros, la mayoría de las veces abandonados, desnutridos o con lesiones físicas (es normal ver algún animal ciego o con alguna pata de menos) los que habitan en este improvisado santuario gatos de Roma, cuidados y protegidos por voluntarios que se encargan de sus cuidados, su alimentación y sobre todo de su esterilización. Ya se han realizado más de 3000 esterilizaciones para controlar el número de ejemplares.

Por ello, no es de extrañar que el Largo Di Torre Argentina, el llamado santuario de los gatos de Roma, se haya convertido en un lugar de interés tanto para los propios habitantes de Roma, como para los miles de turistas que se acercan a la ciudad. Por ello, los propios voluntarios del santuario de los gatos ofrecen visitas guiadas por el mismo donde explican de qué trata la iniciativa y como desarrollan su labor a favor de los gatos callejeros de Roma. Estas visitas en principio son gratuitas, aunque si que es cierto que se suele pedir una donación que se destina íntegra en ayudas para el santuario de los gatos.

Pese a tan loable causa y el éxito de acogida que ha supuesto entre los habitantes y turistas de la ciudad, no todo es de color de rosa. El santuario de los gatos de Roma se ve en la problemática de luchar contra el mismísimo Ayuntamiento, quien no solo no ayuda a los voluntarios sino que intenta sacar la colonia de gatos del lugar argumentando que no es el lugar idóneo para estos animales al tratarse de un sitio histórico.

Hoy, la lucha de estos gatos por sobrevivir contra todo y contra todos, continua.

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