Todas las ciudades guardan en su interior un barrio especial, una zona en la que el color y forma de sus calles y su ambiente resulta distinto al resto. Muchos pensaréis que hablando de Split me estoy refiriendo a las calles que encontramos en el interior del palacio, pero lo cierto es que fuera de viejo palacio de Diocleciano (preciosa por cierto), existe otra zona en la que perderse y deambular sin rumbo fijo es toda una experiencia para los sentidos.

De todas las ciudades que visitamos en nuestra ruta por los Balcanes, Split fue una de las que más nos impresionó. Íbamos seguros de que su casco antiguo era una delicia pero no pensamos que pasear por sus calles fuera como trasladarte a otro mundo y otra época distintos.