Esta es la experiencia que podemos vivir en el Hostel Celica, un albergue juvenil construido sobre una antigua prisión de la zona de Metelkova, el barrio alternativo de Ljubljana, y en el que Celica es sin duda uno de sus edificios más representativos.
Ljubljana, la capital eslovena de difícil pronunciación y peor escritura, es considerada por muchos como una de las ciudades más bonitas de Europa. Situada en el centro del país, ha visto como la influencia de los distintos países que la rodean ha repercutido en su desarrollo de manera notable durante su historia.
Siempre nos hemos sentido atraídos por los barrios más underground de las grandes ciudades. Zonas bohemias habitadas por músicos, artistas, pintores…Barrios donde okupar una casa no supone un problema y donde proliferan los talleres artísticos y bares.
Era nuestro último día en la capital eslovena y tan sólo podríamos disfrutar de ella unas horas, ya que por la mañana nos iríamos a conocer las famosas cuevas de Postjona, uno de los puntos fuertes de nuestra ruta por los balcanes, unas enormes cuevas llenas de estalactitas y estalagmitas en su interior, y que dada su belleza son las cuevas más visitadas de Europa. Sin duda un lugar increíble y a sólo unos kilómetros de Ljubljana.
Este día nos levantamos realmente pronto a pesar de haber estado de cervezas la noche anterior. Había mucho por ver y queríamos que la mañana nos cundiera al máximo, ya que por la tarde teníamos pensado acercarnos a conocer el lago de Bled, así que había que aprovechar el poco tiempo del que disponíamos.
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