Que toda la zona de Oporto y alrededores es tierra de vino está claro. Son muchas las bodegas que se agolpan a los pies del Duero en la zona de Vila nova de Gaia y que además de poder ser visitadas ofrecen una degustación de sus vinos. El vino de Oporto, dulce donde los halla, está de moda. No hay persona que visite Oporto que no acabe pasando por algunas de sus bodegas.

Nosotros mismos hemos pasado ya por algunas de las bodegas de vino de Oporto más conocidas de la ciudad (Sandeman y Graham’s entre otras), pero en nuestra ruta por el centro de Portugal, y a la altura de Aveiro, decidimos salirnos un poco de estas bodegas más típicas para conocer otras distintas. Y así es como llegamos hasta las bodegas Sao Joao, una bodega familiar y con bastante solera, en la zona de Anadia, a muy pocos kilómetros de Aveiro. Hoy quiero contaros su historia.

Las bodegas Sao Joao es una empresa de bodegas familiar e independiente que se dedican al noble arte de fabricar vino desde 1920. Al principio solamente hacían vino fino y algunos licores, pero a partir de los años 30 empezaron también con la elaboración de los famosos vinos dulces de Oporto, los cuales eran exportados al principio a Brasil y a las diferentes colonias portuguesas. A finales de los años 50, crean la marca Frei Joao, una de las marcas de vino más famosas de la región.

Una gran curiosidad que además es una de las señas de identidad de las bodegas Sao Joao son sus etiquetas, en su momento rompedoras para lo que era el mercado de vino hasta entonces. Estas etiquetas tenían la particularidad de que estaban a su vez forradas de corcho natural, convirtiéndose en santo y seña de la las bodegas.

Con los años, la bodega Sao Joao compró la finca de Poço do Lobo, en el pequeño pueblo de Pocariça, la cual utilizaban para plantar diferentes tipos de uvas cuidadosamente seleccionadas. Con el vino proveniente de estas uvas, bodegas Sao Joao inició la producción de otros de sus vinos más afamados, en este caso tinto. Es el caso de los vinos «Quinta do Poço do Lobo». Pero también se elaboraban vinos blancos, con uvas de Arinto, como es el caso del conocido vino espumoso «Quinta do Poço do Lobo», otro de sus vinos más característicos.

Si podéis, acercaros a visitar la bodega. Pequeñita, coqueta y con muchos años a sus espaldas. La verdad que es una delicia pasear por sus rincones rodeado de cientos de botellas con muchos años de historia tras su espalda. Aún conservan botellas de muchísimos años atrás, con cientos de vinos de diferentes añadas. Si os gusta el vino y queréis vivir la experiencia, acercarse a las bodegas Sao Joao, en las proximidades de Aveiro, puede ser una gran idea. Y por cierto, seguramente estéis solos, pues las turísticas bodegas de Oporto tiran mucho y casi toda la gente va hacia allí.

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