Una de las cosas más top y que no te puedes perder en un viaje por la Cosa Oeste de Estados Unidos es visitar el Gran Cañón del Colorado, en el estado de Arizona.

Se trata de uno de los monumentos naturales más impresionantes de Estados Unidos y su grandeza es difícil de describir con palabras. En este post os contamos cómo visitar el Gran Cañón del Colorado, qué miradores no te puedes perder y cómo organizar tu visita.

Lo primero de todo es elegir qué parte del Gran Cañón visitar ya que se trata de un reserva natural enorme. Los dos puntos mejor habilitados para visitar son el North Rhim y el South Rhim. El primero de ellos se encuentra a mayor altitud, y suele estar cerrado durante los meses de octubre a mayo debido a las condiciones meteorológicas; mientras, el segundo está más bajo por lo que es accesible durante todo el año y es también el más turístico.

Nosotros viajábamos a la Costa Oeste durante los meses de diciembre y enero, poro que no nos quedaba otra opción que elegir el South Rhim para visitar el Gran Cañón del Colorado. Lo más normal es organizar la visita al Gran Cañón en un solo día. Si este es tu caso, te recomendamos dormir la noche anterior en las inmediaciones del parque nacional, para poder ver amanecer desde alguno de sus miradores. En nuestro caso, nos alojamos en Tusayan, justo a la entrada del acceso al South Rhim y en 10 minutos en coche estábamos ya en el parque.

La entrada al Parque Nacional del Gran Cañón, como ocurre en Yosemite y otros parques nacionales (también en el Sequoia National Park) tiene un precio de 30$ por vehículo. Esa entrada es válida para 7 días consecutivos de acceso al parque. Si vais a visitar varios parques nacionales durante vuestra ruta por la Costa Oeste de Estados unidos, lo mejor es adquirir el Anual Pass, un pase que permite visitar todos los parques nacionales de Estados Unidos durante un año y que cuesta 80 dólares.

Un dato importante a tener en cuenta es que la carretera que comunica los miradores de la zona oeste, Hermit Road, permanece cerrada a los vehículos primados entre el 1 de marzo y el 30 de noviembre, por lo que deberás dejar el coche en el centro de visitantes y utilizar el servicio de autobuses habilitados para ello en el parque. Hay tres líneas de autobuses dentro del parque: la roja, al oeste del centro de visitantes; la azul, que recorre el village; y la naranja, que comunica el centro de visitantes con Yaki Point.

El resto de miradores hacia el este, entre los que se encuentran entre Yaki Point y Desert View, no están comunicados por autobús, por lo que tendréis que coger el coche. Si no dispones de coche, entre el 1 de marzo y el 30 de septiembre funciona también una ruta desde Tusayan hasta el interior del parque. Tienes que saber que la frecuencia media de los autobuses es de entre 8 y 15 minutos, aunque en los meses de invierno suele haber menos servicio.

Nosotros comenzamos la visita por el lado oriental y fuimos recorriendo los miradores uno a uno comenzando por Yaki Point y hasta Desert View, uno de los puntos que no te puedes perder.

Navajo Point, Moran Point o Grandview Point, tienen unas vistas bastante similares, pero si dispones de tiempo, merece la pena acercarse a todos ellos.

En Desert View hay unas vistas impresionantes además de una torre de observación desde cuya terraza las vistas son aún mejores. Al estar en uno de los extremos del parque, este mirador ofrece una vista longitudinal del Gran Cañón.

Ese edificio que se alza en Desert View es una torre vigía de los Indios Anasazi y, aunque puede parecer muy antigua, data de la primera mitad del siglo XX, aunque seguramente se inspiraran en otras más antiguas.

Pasamos por el centro de visitantes, donde se encuentra Mather Point,  uno de los miradores con más afluencia de turistas pero que no nos defraudó en absoluto.

Después, recorrimos los miradores de la zona oeste, donde la gente suele ir a ver el atardecer. Estuvimos en varios miradores y hasta pudimos ver animalitos, como algún alce. No es extraño cruzarse con ellos, pues habitan en un amplio número en el parque. Tampoco sería extraño llegar a ver un puma o una serpiente de cascabel, pues habitan también en la zona como así avisan algunas señales del parque.

Los miradores de esta zona nos parecieron los más impresionantes del Gran Cañón, así que fue todo un acierto dejarlos para el final y así ir de menos a más.

El Gran Cañón del Colorado, tiene una profundidad de hasta 1600 metros en algunos puntos, por lo que es posible hacer trekkings para descender hasta el río. Si te decides a hacerlo, es importante que prepares bien la ruta, la Bright Angel o la South Kaibab son las más habituales, pero tienes que tener en cuenta que es difícil hacer el descenso y la vuelta en el mismo día.

Si no tienes mucho tiempo en tu viaje, o no tienes coche pero no te quieres perder esta maravilla, puedes contratar una excursión en el día desde Las Vegas, o bien recorriendo a pie o en mini van algunos miradores, o sobrevolando en avioneta o incluso en helicóptero el Gran Cañón, algo que cada día hace más gente. Sin duda, una forma diferente de visitar el Gran Cañón del Colorado.

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