Una de las cosas más típicas en Comillas es visitar El Capricho de Gaudí, un palacete de época pegado al gran Palacio de Sobrellano y que fue encargado por Máximo Díaz de Quijano, un joven abogado que llevaba los asuntos legales del Marqués de Comillas y otros indianos en Cuba. Por ese motivo, el Capricho es conocido también bajo el nombre de Villa Quijano.

El Capricho, una de las primeras obras de relevancia de Antonio Gaudí, no deja indiferente a nadie, y debido a su original y colorido diseño, es uno de los lugares que más visitas recibe en Comillas.

Se considera que El Capricho marca el comienzo del movimiento modernista de Gaudí, y junto con el Palacio Episcopal de Astorga y la Casa Botines de León, es una de sus tres únicas construcciones de Antonio Gaudí fuera de Cataluña.

La visita a El Capricho permite conocer las raíces de una arquitectura única, llena de matices y simbolismos. Algunos, presentes a simple vista, y otros, más camuflados por los rincones de la casa. La mezcla de materiales, como la cerámica vidriada, el ladrillo cara vista o el hierro forjado crea una gran variedad de texturas, una de las mayores características en las obras arquitectónicas de Gaudí. Tampoco hay que pasar por alto el exotismo y la influencia oriental del edificio, detalles muy característicos de la etapa de juventud de Gaudí.

Uno de los detalles que más me chocaron a la hora de visitar El Capricho de Gaudí, fue la ausencia de muebles en su interior. Alguno es cierto que encontramos, pero son pocos a lo largo de la casa y uno parece quedarse con ganas de ver algo más. Aun así, la calidad arquitectónica del edificio es innegable, y admirar los pequeños detalles arquitectónicos con los que cuenta El Capricho es una auténtica gozada.

Visitar El Capricho puede realizarse tanto de manera libre como por medio de una visita guiada. Personalmente os recomiendo la segunda opción, pues se explican varias curiosidades que uno seguramente pasaría por alto si hace la visita por su cuenta. Pero si, por un casual, preferís hacerla por libre, éstas son algunas de las habitaciones y espacios de El Capricho que no podéis dejar de ver.

-El invernadero: Un cuerpo elíptico y acristalado situado en mitad de la primera planta donde se cultivaban plantas tropicales y que era usado en invierno como salón, y que al mismo tiempo tenía un papel fundamental en la distribución de la luz y el color en la vivienda.

-La habitación principal, decorada con detalles de inspiración mudéjar y realizada en hierro y en madera tropical, donde destaca la chimenea hecha a base de cerámica vidriada.

-El baño, única estancia que no comunica con el corredor central de la casa, y que consta de vestidor, bañera e inodoro, tres espacios distintos separados por la decoración cambiante de la sala.

-Las vidrieras, llenas de color y con motivos inspirados en la naturaleza, son posiblemente, las vidrieras más antiguas de Gaudí.

-El estudio. Pues Máximo Díaz de Quijano era además músico, escritor y periodista. Aquí estaba también una pequeña biblioteca.

-El salón principal, que sobresale de la fachada y es el encargado de dividir el edificio en dos alas, y en el que destacan sus ventanas de inspiración árabe.

-El recibidor, hecho en base a maderas de diferentes tipos, y con un techo lleno de detalles.

-El hall de la entrada, donde destacan cuatro imponentes columnas que Gaudí decoró con hojas de palmito y palomas anidando.

-El cenador, una sala repleta de elementos inspirados en la naturaleza y que pueden verse tanto en el techo como en los arrimaderos. Destaca en esta sala también el arco polilobulado y que da acceso a una pequeña salita que se usaba para fumar.

-Y por supuesto los jardines, otra de las grandes joyas de este Capricho de Gaudí, y en los que llama la atención una pequeña gruta así como una escalinata que recorre el jardín a otra altura y desde la que se obtienen unas bonitas vistas de El Capricho.

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